En pleno agravamiento de la escasez crónica de Cuba por el impacto de la contingencia sanitaria del coronavirus, a la lista de alimentos invaluables, de la que ya forman parte la limonada y el guarapo por mandato presidencial, ahora se suma el trigo inflado.
El cereal, utilizado en Cuba, entre otras cosas, para hacer deliciosos batidos o tomar con leche, se erige como invaluable no precisamente por sus valores nutricionales, sino por el abismal salto de precio que al parecer ha dado en la isla.
Un salto que no podría ser emulado ni por el mismísimo Javier Sotomayor, ese que se ha elevado por encima de todos en el campo atlético, pero que nunca pudo rebasar su marca en múltiplos inexplicables, como sí parece haber hecho el trigo inflado.
La condicionalidad del salto del trigo se asume por respeto a los principios básicos del periodismo, donde la confiabilidad de la fuente es un aspecto clave. Sin embargo, nada de Cuba extraña ya a estas alturas, por lo que no resultaría raro que lo recientemente denunciado sobre el cereal en Facebook sea una realidad.
Resulta que, contra toda lógica, aún en tiempos de coronavirus, el trigo inflado que se comercializa en Cuba parece estarse vendiendo a seis CUC (seis dólares) la bolsa, una unidad que hasta hace muy poco se comercializaba a cincuenta centavos.
Del presunto astronómico salto en el valor, dio cuenta un usuario de Facebook, que manifestó su indignación con el costo del producto. “Indignante: Bolsa de trigo en 6 cuc. Antes costaban 50 ctvos. ¿Alguien sabe cuál era el precio del trigo inflado antes de que entrara en la bolsa de valores? ¿Desde cuando el trigo inflado es una delicatesen y cuesta 6 CUC?”, cuestionó el usuario en su post.
Para demostrar que no estaba cuestionando y acusando al vacío, el usuario acompañó su denuncia de fotos con el comprobante de venta del producto, el cual refleja que éste fue adquirido en una tienda de la cadena Caracol. Si bien dicha cadena suele vender a precios por encima de los de las TRD, no hay nada lógico de momento, al menos nada que se haya intentado explicar en el noticiero y los medios del oficialismo, que motive semejante cambio en el precio del trigo inflado.
Quizás sea una víctima esencial del coronavirus, que puede que además de a animales y humanos, también afecte a determinados cultivos. Sin embargo, esto no se ha dicho, por lo que es posible que sencillamente se esté ante otro caso de abuso y especulación con los precios de lo comercializado por el régimen, que sólo relaja un poco la mano con los escasísimos productos que designa para la cada vez más estrecha canasta básica en Cuba, siempre y cuando los haya.
Que el trigo sea delicatesen, como sugiere el comprobante de la bolsa adquirida por el indignado usuario, es como decir que en Cuba no hay escasez ni problema económico de ningún tipo.
De igual forma, instar en el comprobante al cliente que vuelva pronto es, por las claras, decirle que no se indigne ni nada. Que se resigne y siga acudiendo a gastar su dinero en artículos a sobreprecio, disfrazados sólo verbalmente como algo exclusivo, porque sólo así podrá consumirlos de manera legal y porque, sin más, no tiene de otra.
Vuelva pronto, que nada cambiará y si quiere consumir trigo inflado tiene que pagar lo que se le pida, haya o no pandemia, haya o no bajos salarios, haya o no qué comprar.