Tiendas en dólares: La deprimente organización de la miseria en Cuba

Pablo Pascual Méndez repasa cómo se vivió el primer día de las tiendas de alimentos y aseo en MLC en instalaciones destinadas a esa modalidad y en otras a las ya menos atractivas y surtidas en CUC y CUP, como las bodegas para la 'canasta básica'
Productos en una de las tiendas en MLC
 

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Tal como se esperaba, este lunes 20 de julio, en la Tienda Panamericana ‘Línea y 12’, en el Vedado, alrededor de 300 consumidores gastaron más de 50 USD per cápita en la adquisición de carne de res, quesos, refrescos, maltas, cervezas, cereales, granos, detergentes, jabones y champú, todos productos deficitarios en las redes de tiendas en CUC.
 
En la maratónica jornada fueron usadas a tope las cuatro cajas registradoras del mercado. El volumen de compras, según cálculos, arrojó conservadoramente un monto superior a los 20 mil USD, además, se estima que en todas las tiendas habilitadas en la capital para este tipo de expendio se recaudaron más de 120 mil USD en total.

Acorde a indagaciones con los empleados y consumidores, los precios de los productos más demandados como el queso gouda, según su peso, costaba entre 25 y 30 dólares, entretanto, el kilogramo de carne vacuna (sin precisar su nivel de calidad) superó los 14 dólares. 

Vale aclarar que esta vez no fueron mostradas las listas de ofertas y precios, tal como se hiciera en las tiendas que venden electrodomésticos por tarjeta magnética. Los empleados aseveran que los productos en venta fueron etiquetados con los mismos precios que las cadenas de tiendas en CUC, calculándose que las ganancias apuntan al ya tradicional 240 por ciento.

A la pregunta: ¿por qué se apresuran en hacer las compras el primer día?, varios consultados manifestaron que ‘el primer surtido’ es el mejor’, una suerte de gancho para que la gente deposite la moneda libremente convertible (MLC) en los bancos. Después, cuando el Estado acapare la ‘moneda dura’ en sus bóvedas, tal y como ha sucedido en otras ocasiones, se producen desabastecimientos y tienes que ‘tomar o dejar lo que hay’, pues resultará imposible recuperar los dólares depositados.

Bajo una fuerte presencia policial, reforzada con varios carros patrulleros, la cola transcurrió con tranquilidad y orden, guardándose la distancia social hasta la entrada de la shopping, sin embargo, se respira cierto temor por parte de las autoridades, pues los ánimos están caldeados y no se descarta el estallido de un disturbio.

Algunos transeúntes preguntaban a los usuarios salientes sobre las ventas y la inversión en dólares, mientras, una enfermera que solicitó el anonimato alegó: “Tengo que mirar las compras desde la barrera. A mí me pagan en pesos cubanos y no tengo familiares en el extranjero. Esto me deprime”.

Escaleras abajo

A escasas cuatro cuadras del ‘Línea y 12’, se halla el ‘Bodegón de Tercera y 10’, donde otras 300 personas se apiñaban a las sombras de los árboles para comprar bolsas de pollo troceado y congelado de procedencia estadounidense. 

A otras siete cuadras de allí nos encontramos el supermercado ‘Galerías Paseo’, con cuatro colas: la primera para el pollo troceado congelado; la segunda para cervezas, la tercera para víveres, todos ofertados en CUC; la cuarta cola es para electrodomésticos por tarjeta magnética. También llamó la atención que la presencia policial para organizar estas colas fue menos nutrida que en los expendios en MLC.

Al mismo tiempo, en la bodega de Línea y 14 de la propia barriada ofertan los víveres de la ‘canasta básica’, el archiconocido ‘racionamiento’ que, según Díaz-Canel, “convierte a los cubanos en privilegiados mundiales”.

Este paquete es adquirido en ‘moneda nacional’, el metálico más desvalorizado de la colección cubana.

Sin apenas colas y, previa anotación en la ‘libreta de abastecimiento’ (establecida hace casi 60 años) los nacionales pueden adquirir cuotas mensuales de arroz, frijoles, chicharos y café, raciones bimensuales de aceite comestible y trimestrales de jabón de olor, de lavar y detergente líquido. Esta vez se añadió una bolsa de refresco instantáneo de producción nacional. 

Según el noticiario oficial, el Estado trabaja en digitalizar y actualizar los registros de las Oficoda, a consecuencia de que muchos fallecidos y emigrados no han sido dados de baja en los registros.

En la carnicería de la calle 16, entre Línea y 11, el carnicero lanza las cajas de pollo congelado contra el piso para separar las porciones, pues la carnicería no tiene frízer y debe agilizar el despacho para evitar su descomposición. 

Mensualmente despacha ‘el pollo de población’ (1,75 libra por persona), agregándose al despacho la dieta para enfermos y una libra adicional para niños y mayores de 65 años, a un precio de 20 pesos cubanos por libra. Al respaldo proteico se asignan además 15 huevos por persona, mortadela de producción nacional y picadillo texturizado. A grosso modo, así funciona la organización de la miseria en Cuba.

 

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