El activista Raúl Soublett fue citado este 25 de febrero para una supuesta “entrevista” con agentes de la Seguridad del Estado en el cine Acapulco de La Habana, entrevista que terminó en un violento interrogatorio.
La violencia del encuentro no estuvo dada por agresiones físicas de los agentes del régimen, sino por chantajes y amenazas verbales, que desequilibraron al joven activista.
En medio del “horroroso interrogatorio” —así lo describió a ADN Cuba su pareja y también activista Héctor Luis Valdés Cocho—, Soublett pidió que lo sacaran de la casa de protocolo a donde lo habían llevado y, ya sin control sobre sí, se auto agredió con una copa.
Lo chantajearon con amenazar a su pareja, con prohibirle viajar, con agredir a su familia y hacerle la vida imposible en la universidad. También dijeron que “probarían” su “complicidad” con la NED y lo sacaría por el Noticiero de la Televisión, agregó Valdés Cocho.
Vale recalcar que la Seguridad del Estado no agredió a Soublett, sino que fue él mismo, sometido a gravísima presión.
Soublett López es director de la Alianza Afro-Cubana y también un destacado activista LGBTI+. El joven fue reconocido entre los 10 jóvenes cubanos que más impactaron el 2019 por el sitio web Cuballama, precisamente por su labor contra las discriminaciones que persisten en la Isla.
Raúl y Héctor Luis Valdés cumplían hoy cuatro meses de relación. "Esta fecha motivo de celebración quedara marcada tan profundamente en mi cabeza, que podrán pasar miles de vidas y aún estará ahí", declaró Cocho en redes sociales.
"Ya podemos imaginar hasta donde pueden llegar, utilizando los mas mezquinos métodos, para que una persona como Raúl, en perfecto estado mental y con una serenidad que en ocasiones envidio, llegue a dañarse como única solución ante esa lamentable y horrorosa situación", agregó.
Difícilmente podría llevarse a cabo una denuncia contra los militares que torturaron a Soublett. Usualmente los agentes no se identifican, presentan carnets falsos y no están uniformados, por lo que no habría cómo encauzar al Estado por este acto, explicó a ADN Cuba la especialista en temas jurídicos y directora de Cubalex Laritza Diversent.
Según Diversent, ocurrieron varias violaciones de la legislación cubana antes y durante el interrogatorio. En primer lugar, los agentes de seguridad no pueden citar a ninguna persona.
“Ellos son servidores de la autoridad pública, no son la autoridad en sí, y son las autoridades competentes quienes deben hacer estas citaciones, y nunca por teléfono, como hicieron con Raúl”, declaró a ADN Cuba.
Soublett fue coaccionado antes y durante la entrevista, lo cual constituye un delito en el Código Penal cubano. Además, se lo amenazó con violar su vida privada.
El interrogatorio en sí mismo constituye una forma de tortura, en este caso, psicológica, claramente tipificada por la Convención contra la Tortura, que firmó el Estado cubano.
Esa convención internacional asegura que todo acto que provoque dolor o sufrimiento físico o mental sobre una persona se tipifica como tortura.
Si bien la Constitución cubana de 2019 reconoce la tortura como un delito, no aparece así en el Código Penal, aunque el Estado cubano es firmante de la Convención.
Sin embargo, difícilmente podría llevarse a cabo una denuncia contra los militares que torturaron a Soublett. Usualmente los agentes no se identifican, presentan carnets falsos y no están uniformados, por lo que no habría cómo encauzar al Estado por este acto.
En todo caso, la violación flagrante de las leyes cubanas y los derechos humanos de acciones como esta queda registrada y denunciada gracias a la labor de la sociedad civil y los medios independientes.