El periodista cubano Alberto Méndez Castelló increpó al presidente designado del régimen, Miguel Díaz-Canel, por quejarse de que la prensa independiente y opositora “denigre” las fuentes de ingreso del sistema totalitario en vez de preocuparse por duras realidades como el hecho de que Cuba produzca mucho menos café que antes de su revolución y venda a la población café vencido en las tiendas discriminatorias que recaudan moneda libremente convertible (MLC).
Díaz-Canel, recordó el periodista, dijo el pasado jueves 8 de octubre en el programa Mesa Redonda: “se suman campañas de descrédito a la Revolución y a sus principales dirigentes, que apuntan a quebrantar la unidad, intoxicando todos los espacios en los que trabajamos por enfrentar y resolver los problemas sociales y económicos”, y afirmó: “Se denigran nuestras fuentes de ingreso”.
Para Méndez Castelló, fue otra burla más del supuesto heredero del poder del régimen. “¿Y acaso no es propio de un Estado denigrante, abusivo, usurero y delictivo monopolizar la compraventa de un producto para luego revenderlo a toda una nación adulterándolo con sustancias extrañas mientras esa misma cosecha que un día fue símbolo de la nación cubana hoy es estigma por irrisoria… y envejece por sinecuras o por precios prohibitivos en comercios selectos donde sólo se puede pagar con dólares estadounidenses…?”, cuestionó, en alusión a lo que sucede en la isla con el café desde la llegada al poder del llamado gobierno revolucionario.
En un artículo para Cubanet, el periodista, natural de Puerto Padre, en Las Tunas, explicó al mandatario ilegítimo que el caso de tan popular cultivo ilustra a la perfección por qué son tan cuestionables las fuentes de ingresos y los modos de operar del régimen.
“Según información del propio gobierno cubano, en 1961 la Isla producía 60 000 toneladas de café en las 167 000 hectáreas cultivadas por caficultores particulares. Pero ya en la cosecha 2015-2016 sólo produjeron 5 687 toneladas, cifra que ‘sobrecumplió’ el plan estimado, que era de 5 503 toneladas”, citó Méndez Castelló, al tiempo que apuntó que, pese a la sustancial reducción, Cuba “exporta café de primera calidad e importa chícharos y café inferior para el consumo interno”.
“El gobierno vende a la población mediante la cartilla de racionamiento café de inferior calidad mezclado; con chícharos en mejores tiempos, ahora, adulterado con semillas de cítricos o vaya a saber usted con qué subproducto industrial”, denunció.
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Si el cubano quiere degustar café de buena calidad producido en su tierra tiene que comprarlo en monedas en las que no cobra por su trabajo. Como denuncia el artículo de Cubanet, en las tiendas en CUC cada vez aparece menos, por lo que son las tiendas en divisas las que ofrecen posibilidades de hacerse con un kilogramo de café Serrano, Cubita, Caracolillo y otras marcas del patio.
Sin embargo, aún esto no es garantía de que el cubano pueda tomar buen café. Méndez Castelló expuso cómo en una tienda de la corporación Cimex, perteneciente al emporio militar Gaesa, se venden paquetes de café Caracolillo ya vencido a un elevado costo, inaccesible para la mayoría de los cubanos.
“Según el artículo 227.1 del vigente Código Penal, se sanciona con privación de libertad de seis meses a dos años o multa de trescientas a mil cuotas al que infrinja las normas de protección de los consumidores.
Las normas comerciales y jurídicas universalmente aceptadas conceptúan que, vencida la fecha de caducidad, en ningún caso debe consumirse un producto, pues supone un peligro para la salud”, subrayó el periodista, que instó a Díaz-Canel a pensar más antes de quejarse por las críticas de las que su régimen es objeto.
No es sólo que los cubanos sean relegados por su propio gobierno a consumir artículos y productos de menor calidad que los producidos en la isla para la exportación y el turismo, sino que también son empujados a pagar en monedas extranjeras por productos que pueden hasta convertirse en una amenaza a su salud.
Sin embargo, a los reclamos del tunero y Cubanet Díaz-Canel no responderá. Mejor andar de víctima por la vida y viviendo de promesas, que explicar al pueblo el porqué real de las tiendas en divisas y de tantas cosas que andan mal en Cuba.
Café vencido en dólares, una imagen con fuerte carga simbólica de la decadencia cubana, a la que el presidente designado no podrá hacer frente para, en otra Mesa Redonda, quejarse legítimamente sin incurrir en otro acto del cinismo típico de los dirigentes cubanos.