Indignada por la atroz sutura hecha a su padre luego de una operación, una cubana arremetió en redes sociales contra el Hospital Clínico Quirúrgico “Comandante Faustino Pérez”, de la ciudad de Matanzas.
Las quejas y denuncias contra instituciones sanitarias en la isla, son muchas y cada vez más visibles en las redes sociales. Contra el relato oficialista que llama a sacrificar libertades por una supuesta “salud gratis y de calidad”, entre otros dudosos “privilegios” de vivir bajo el castrismo, muchos cubanos se preguntan qué se hace con las sumas millonarias de dólares que ingresa el régimen por su venta de servicios médicos a otros países. Miles de profesionales son enviados a trabajar en el extranjero, mientras que en Cuba hay falta de personal y materiales, así como desmotivación e inexperiencia en muchos de los que permanecen sin ir a una “misión”.
“Quiero compartir con todos ustedes porque si yo no pongo esto a mí me va a dar algo hoy”, comenzó la cubana Katia Candelario, residente en el exterior, quien publicó una fotografía que habla por sí sola sobre lo que puede acontecer en un hospital cubano, particularmente en el de Matanzas que ya ha sido denunciado en otras ocasiones por negligencia médica.
“Ese brazo que ustedes ven ahí es una operación que le hicieron a mi padre en el hospital Faustino Pérez donde trabaja mi tía y mi hermana. Yo quiero que me digan qué cirujana estética hiso esta atrocidad”, escribió Candelario en un post de Facebook.
Lo que mostró, ciertamente conmueve e indigna. El brazo de su padre se ve cosido de muy mala manera, con hilos desiguales que dejaron pliegues grotescos y enrojecido por una posible infección.
Refirió la cubana que tiene “el pecho apretado por querer ver al director del Faustino y saber cómo él puede poner a trabajar a cualquiera mata vaca porque eso es lo que son: unos mata vaca y alcohólicos que operan hasta borracho”.
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La denunciante afirmó que no pondría el nombre de la persona con responsabilidad directa sobre la chapuza médica, “porque se va a enredar la pita”, presumiblemente debido a que Candelario cuenta con familiares que laboran allí.
Sin embargo, cuestionó el sistema de salud tan presumido por el régimen: “quiero saber qué están estudiando en cuba porque miren esto no es el padre del director del hospital, es el mío que lo han cosido con dos colores de hilo y le han dejado una teta que parece un culo de pollo…”
Aseguró que ella con su denuncia estaba dispuesta a ir “donde tenga que llegar, conmigo no hay miedo”.
Katia Candelario deseó que su padre “no pierda el brazo, porque en Cuba se perdió la vergüenza”. Refiriéndose a la propaganda oficialista, dijo: “no quiero oír más 'Cuba salva', que magos no son [;] lo que existe hoy en día son una partida de residentes curanderos”.
La cubana quiere que su denuncia la vean “todos los trabajadores de salud” en otros países, “para que vean la mierda que hacen” en Cuba. Aseguró que prefiere atenderse afuera, antes que en su país de origen, y menos en el cuestionado hospital Faustino Pérez.