Militares cubanos y del MPLA masacraron en Angola a miles de “progresistas” en 1977

Fuerzas militares cubanas colaboraron con las del gobernante Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) en una masacre de disidentes “progresistas”, que pretendían que el líder Agostinho Neto pusiera freno a la corrupción en su nuevo gobierno
Soldados cubanos y del MPLA en Angola
 

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Fuerzas militares cubanas colaboraron con las del gobernante Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) en una masacre de disidentes “progresistas”, que pretendían que el líder Agostinho Neto pusiera freno a la corrupción en su nuevo gobierno. Los huérfanos y sobrevivientes del crimen, ocurrido en 1977, exigen justicia por los sucesos que dejaron miles de muertos, prisioneros, desaparecidos y huérfanos.

Angola todavía tiene cicatrices de la guerra civil ocurrida luego de la proclamación de independencia, proceso que fue aprovechado por Fidel Castro para jugar a ser un Napoleón del Tercer Mundo. Hasta el país africano viajaron decenas de miles de cubanos adoctrinados en un ideal (u obligados), para encontrar la muerte unos, otros mutilaciones y el olvido al regresar a la isla. Y también para matar, incluso fuera del campo de batalla.

La Guerra de Angola es un doloroso tendón a flor de piel que une a ambas naciones. La isla caribeña, gobernada por una casta de militares, utilizó gran parte de los recursos facilitados por la extinta Unión Soviética, en vez de desarrollar su economía, para equipar y enviar tropas especiales y regulares de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior que fueron decisivas en un conflicto externo.

A contrapelo del relato “heroico” que solo permiten asomar en los medios de propaganda del Partido Comunista de Cuba, la historia encuentra su cauce y mediante un reportaje de BBC, se conocen los ángulos más oscuros de aquella aventura dolorosa utilizada para la gloria de un dictador megalómano como Fidel.

La masacre ha permanecido bajo un manto de secretismo y miedo. Pero varios de los afectados se están uniendo para exigir respuestas y hablaron, algunos por primera vez en público, con Mary Harper de la BBC.

“Mis padres fueron vistos por última vez entrando en el Ministerio de Defensa, tomados de la mano”, contó al prestigioso medio británico João Ernesto Van Dunem, quien era un bebé de 3 meses cuando perdió a su familia hace más de 40 años.

Todavía no sabe cómo los mataron, dónde los enterraron. El padre de João Ernesto, el funcionario militar José Van Dunem, a sus de 27 años acusó a la élite gobernante de priorizar la riqueza personal y el poder sobre el bien del país, algo que el escándalo de la familia Dos Santos en años recientes, ha confirmado. También protestó su madre Sita Valles (26), por lo que ambos fueron purgados con la complicidad del castrismo.

No eran los únicos disidentes del MPLA. Nito Alves, miembro del comité central de ese movimiento, que había sido ministro del gobierno, fue expulsado por criticar, aunque fuese desde adentro.

Ellos y otros fueron acusados de organizar un golpe de Estado el 27 de mayo de 1977. Sin embargo, el grupo de reformadores negaron ser “separatistas” y argumentaron que habían organizado una manifestación masiva y una toma de control de la estación de radio para llamar a las calles de la capital, Luanda, para presionar al presidente Neto a que saneara su gobierno.

La respuesta del protegido de Castro fue utilizar “tropas cubanas durante la purga (…) El resultado fue un baño de sangre”, según la investigación de la BBC que asegura que “Neto convocó a secciones leales del ejército, apoyado por tropas cubanas, y comenzó la masacre”.

El resultado fue de miles de asesinados, incluidos muchos jóvenes intelectuales y activistas de entonces, que fueron encarcelados, torturados y desaparecidos. El ministro de Defensa en ese momento, general Henrique Teles Carreira, conocido como Iko Carreira, ha dicho que las víctimas fueron 300, pero Amnistía Internacional calcula que 30.000 murieron en la purga. Otras fuentes hablan de números pasmosamente superiores: hasta 90.000.

“El 27 de mayo, se decapitó el pensamiento progresista en el país”, lamenta João Ernesto Van Dunem, ahora economista de la Universidad Católica de Angola.

En entrevista con la BBC, dice que está “escéptico de que las autoridades de Angola digan la verdad o velen por que se haga justicia”.

 

Buscando la verdad

El crimen del que acusan a los militares cubanos y facciones leales del MPLA es inconmensurable. Los huérfanos hoy piden reconocimiento. A 40 años de los sucesos, en mayo de 2017, 24 de los hijos de desaparecidos, incluido Van Dunem, escribieron una carta abierta al entonces presidente corrupto José Eduardo dos Santos. No obtuvieron respuesta.


Sin embargo, desde enero de 2018 crearon una asociación de huérfanos, llamada M27. Tienen una serie de demandas clave, buscando restaurar la dignidad de los muertos y reivindicarlos “como víctimas, no como villanos”

  • Quieren recuperar los restos de sus padres y emitir certificados de defunción
  • Demandan una lista de todas las personas que fueron asesinadas
  • Piden que se construya un monumento para honrarlos. Y quieren que se diga la verdad.

“El asesinato de mi padre creó este enorme abismo entre mi patria y yo”, dice la psicóloga Henda Vieira Lopes, residente en Lisboa, la capital de Portugal.

Su padre, Elisiário dos Passos Vieira Lopes, trabajaba en un hospital en la provincia oriental de Moxico. Dice que todo el personal fue ejecutado. “Fue una cacería de brujas, como un incendio en la sabana, descontrolado”, describe para la BBC.

Algunos miembros del M27 dicen que una de las razones por las que han decidido romper el silencio después de todos estos años es porque ahora ellos tienen sus propios hijos, que preguntan sobre sus abuelos.

Vania Mendes, gerente de proyectos en Suecia, explica que nació “el 15 de mayo de 1977, 12 días antes de que comenzaran las masacres”.

“Las fuerzas de seguridad llegaron a nuestra casa en la ciudad oriental de Luena y se llevaron a mi padre a rastras y nunca más lo volvimos a ver con vida (…) Mi madre todavía tiene mucho miedo y rabia hacia Angola. Estuvo de luto durante años, vistiendo de negro hasta que tuve 7 u 8 años”, añade.

Afonso Carlos António, quien fue encarcelado durante 16 meses en 1977, ahora trabaja para el Ministerio de Cultura de Angola. “No estoy contento con la forma en que los creadores de opinión dicen que los sobrevivientes del 27 de mayo están traumatizados y quiere venganza”, rompe el silencio por primera vez, en cuatro décadas.

“No se trata de eso en absoluto. Se trata de honor y verdad, y de una Angola mejor. Para lograr la reconciliación, la verdad tiene que salir a la luz. Sólo entonces podremos sanar”, opina.

Desde septiembre de 2017, Angola tiene nuevo presidente. João Lourenço terminó 38 años en el poder de Dos Santos, cabeza de una familia que se enriqueció sobre los muertos de la guerra civil.

Lourenço estableció en 2019 una comisión para investigar todos los actos de violencia política desde la independencia en 1975, incluida la guerra de 27 años con los rebeldes de Unita, que terminó en 2002, y los eventos de 1977.

Sin embargo, no hubo discusiones con los sobrevivientes antes de que se creara la comisión. Entre otras críticas, también señalan a ese esfuerzo que “su marco de tiempo es demasiado corto [hasta 2021] y los diferentes períodos de violencia se han diluido al agruparlos todos”.

En su investigación, BBC reseña que la comisión insiste en que está prestando “especial atención” a los hechos del 27 de mayo, y que ha establecido un mecanismo para la emisión de certificados de defunción a los muertos por esta purga durante la Guerra de Angola, como llaman los cubanos al largo y cruento conflicto.

¿Cuándo llegará un proceso similar en Cuba? La historia de los cubanos bajo el castrismo precisa de una revisión imparcial y precisa. Las víctimas de crímenes de Estado bajo el totalitarismo caribeño, también necesitan reconocimiento y reparación.

 

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