Medio del régimen vincula a la prensa independiente con los coleros

La campaña del régimen cubano contra las figuras de los coleros, revendedores y acaparadores crece mientras se buscan supuestos cómplices que puedan fortalecer el rechazo popular y mantener entretenido al pueblo con una nueva “lucha”
Cola en Cuba
 

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La campaña del régimen cubano contra las figuras de los coleros, revendedores y acaparadores, convertidas en los principales artífices, junto al llamado “bloqueo”, de la escasez y el desabastecimiento en la isla en estos tiempos de coronavirus, crece a pasos agigantados mientras se buscan supuestos cómplices que puedan fortalecer el rechazo popular y mantener entretenido con una nueva “lucha” a un pueblo hastiado.

En tal sentido, el oficialista Trabajadores, en la pluma del reconocido vocero del régimen Francisco Rodríguez Cruz, alias Paquito el de Cuba, vinculó a la prensa independiente con los coleros, quizás para provocar el mismo rechazo que estas figuras generan en parte de la población de la isla.

“Coleros y revendedores son noticia desde hace ya varios días en nuestros medios de comunicación. Durante meses actuaron en un casi anonimato bochornoso, delante de los ojos y las necesidades de todos. Y digo casi, porque también todos saben quiénes son, y qué hacen. De hecho, hay en esa plaga hasta experiencias de éxito, en materia de anuncios y publicidad por las diferentes redes sociales, como mostró la semana pasada el programa Hacemos Cuba”, escribió Paquito en la introducción de su artículo, con intención evidente de contextualizar y legitimar las medidas que contra los revendedores y coleros se están adoptando en el país.

En su opinión, a raíz de las medidas “comienzan a surgir individuos —y algunos medios de comunicación dependientes del exterior— a quienes ahora al parecer les preocupa más la suerte y los ‘derechos’ de tales coleros y revendedores que la de la población más humilde que los padece y rechaza”.

Para el periodista oficialista, las críticas a las medidas tomadas por el régimen contra individuos que muchas veces sólo intentan tener ingresos dignos, aunque de manera cuestionable en tanto pueden suponer daños a otros, son un posicionamiento a favor de los nuevos perseguidos y en contra de la sociedad.

No analiza cuáles de esas críticas tienen validez real en un verdadero estado de derecho, ni mucho menos esboza por qué es que realmente existen coleros, revendedores y acaparadores en Cuba, figuras que no son inéditas ni complementarias de la pandemia de coronavirus.

Por la escasez y el desabastecimiento crónicos en la isla, rasgos distintivos de un sistema disfuncional, siempre han existido personas que se dedican a obtener ingresos a partir de esas actividades. Algunas lo hacen con más mesura y sentido común que otras, y cierto es que en cualquier medida estas actividades generan disgusto entre aquellos que pudieron no haber alcanzado un producto porque alguien realizó una compra exagerada.

Sin embargo, lo que han apuntado medios independientes es que estos roles informales no causan ni influyen sobremanera en la escasez y la crisis de Cuba, por lo que más oportuno que gastar recursos y movilizar personas para su enfrentamiento, para que potencialmente varios terminen haciendo lo mismo, es garantizar que las tiendas estén continuamente surtidas y a precios accesibles, de los que el régimen no gusta dar.

Pero el régimen y sus propagandistas saben las limitaciones que tienen, así que para qué hablar de ello. Mejor buscar culpables y cómplices cuyo enfrentamiento no conlleve a ningún “problema ideológico”, que demandar los cambios que se necesitan realmente para acabar con actividades económicas informales.

 

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