El diario Granma, órgano oficial del único partido político permitido en Cuba, arremetió este jueves contra la artista y activista Tania Bruguera y otros de los que acudieron el 27 de enero al Ministerio de Cultura (Mincult) para exigir el diálogo prometido por las autoridades en noviembre, en pos del cese de la represión en el país y el respeto a las libertades artísticas y ciudadanas.
Con un artículo titulado “El Maidán de bolsillo o la feria de las vanidades”, el medio oficialista definió lo acontecido como “una feria de vanidades, un show de egos sublimados, donde la ignorancia sentó cátedra”.
Firmado por Raúl Antonio Capote, exagente de la Seguridad del Estado, tal artilugio discursivo no contempló por un instante el hecho de que fue una protesta espontánea, integrada por activistas que llevan tiempo exigiendo mayores derechos y libertades tanto para el sector artístico como para la ciudadanía toda.
Al parecer, para Capote, como para todo el régimen y sus órganos de propaganda, todas las iniciativas independientes de la sociedad civil y las muestras de civismo que abogan por mayor democracia en Cuba son creaciones del “enemigo”.
De hecho, el exagente que aparentó buscar democracia en el país durante años citó en su artículo a Gene Sharp, a quien se le atribuye la estrategia de las revoluciones de colores o la teoría de la lucha no violenta contra regímenes no democráticos, y a Bob Halvey, excoronel retirado del ejército estadounidense que el castrismo define como un estratega del golpe blando.
Según el vocero oficialista, “el «arte» de Tania Bruguera y compañía empalidece, hasta desaparecer en la nada, ante los performances que pueden crear estos señores”.
Capote, Granma y el oficialismo no cejan en su empeño de mantener al pueblo creyendo que todo aquel que se opone a la pretendida revolución, o simplemente se atreve a cuestionar sus numerosos elementos antidemocráticos, sigue órdenes de Washington y otros grupos que buscan la “restauración capitalista”.
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Para ellos no hay escalas de grises. Se está con el régimen o se es golpista blando, mercenario, cipayo, traidor y un largo etcétera en el que, de manera realista, cabrían más muchos de los que en distintos momentos han apoyado al sistema y sus prácticas violatorias de los derechos humanos y las libertades individuales.
Tal afán por desacreditar al Movimiento San Isidro, el 27N, las protestas frente al Mincult, Tania Bruguera, Luis Manuel Otero y otros tantos miembros e iniciativas destacadas de la sociedad civil independiente sólo evidencia el temor que éstas provocan en el régimen.
Un temor que incluso llevó a Capote a cuestionar sin mérito personal alguno, y sin argumentos sólidos, la calidad artística de Bruguera, reconocida internacionalmente.
“Que alguien se autoproclame artista no lo convierte en uno. Se necesita talento, trabajo, estudio y sacrificio de años”, afirmó sin pudor de ningún tipo el vocero oficialista en su artículo, quizás sin percatarse de que esas palabras aplican, y mucho, para él y otros tantos defensores de la dictadura cubana que se autoproclaman cualquier cosa habiendo sólo estudiado, supuestamente, lo que el régimen les permite.