El desencanto de Cuchito

Cuchito sembró una pequeña área para que en el futuro todos se beneficiaran. Una funcionaria mandó a destruir lo hecho bajo argumentos ilógicos, típicos del régimen
Cuchito
 

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“Esto era un vertedero aquí. Por eso lo sembré, porque es mejor sembrar un poco que vivir rodeado de basura”.

Así responde Yosbany Mulet, quien trabaja como jefe de mantenimiento en el ateneo deportivo Fernando de Dios en la cabecera provincial de Holguín, a la pregunta de por qué decidió sembrar por iniciativa propia en una franja de terreno en la parte posterior de ese centro escolar.

Cuchito, como es más conocido, pidió permiso de la dirección para ello. Sembró en la reducida extensión de poco más de un metro de ancho por unos 10 de largo junto a la maltratada cancha de fútbol. Allí sembró boniatos, calabaza, melón y otras variedades de cultivo.

“Pero llegó la directora del municipio y mandó a quitarlo, que eso le molestaba y le molestaban las matas de plátano que había aquí porque eso era parte de un área deportiva”.

El joven, que vive a escasos metros del lugar, sintió que debía hacer algo de utilidad, pero no pensó en su beneficio, sino que:

“Esto era un área sucia donde los vecinos tiraban basura. Los alrededores están llenos hasta el tope de hierba y nadie se preocupa por limpiar ni hacer nada de eso, y lo hice por buena fe, pensando en los trabajadores, cada vez que se hicieran actividades tener algo para aportar”.

Mantener, limpiar y mejorar las áreas es para Cuchito una tarea placentera.

“Lo más lindo que hay en la vida es saber que lo que uno hace es útil, no solo para uno, sino para todos. Levantarme temprano para limpiar y quitar las hojas, ver cómo van creciendo las maticas y pensar que un día no muy lejano habrá algún beneficio sacado con mis manos. Eso era lo que más me impulsaba, pero ahora ya no tengo ganas ni de trabajar en este lugar”.

De todas maneras, como él no es de los que se rinden sin dar pelea, tuvo la idea de proponerle a la directora municipal crear un organopónico en otra de las áreas sin uso que tiene el centro, pero la respuesta tampoco fue positiva.

“El terreno está subutilizado, la tierra es buena y, lo más importante, hay deseos de hacer las cosas. A mí me sobran, pero lo que pasa es que no quieren”.

"Nos corresponde, desde el hogar de cada cederista, ver de qué manera podemos aportar. Garantizar por lo menos nuestro consumo y el de los vecinos. Esa es la esencia del llamado que estamos haciendo. Extraer la mayor riqueza posible de la tierra". De esta manera habló el exespía Gerardo Hernández, devenido vicecoordinador de los CDR, en su primera visita a Holguín, donde evaluaron las estrategias cederistas en la región.

Por eso me parece un chiste de mal gusto que la directora municipal del INDER no apoye la iniciativa de uno de sus trabajadores para ocupar un área subutilizada en generar algunos alimentos.


Volverá el churre y la hierba a campear por su respeto en un área deportiva en muy mal estado constructivo y evidente abandono, donde desde hace mucho no se invierte un centavo.

Yosbany, Cuchito, tendrá que destruir en unas horas lo que le ha tomado meses de trabajo y esfuerzo y la vida continuará siendo este enredo de injusticias que crecen en Cuba desde hace sesenta y un años.

Ojalá en un futuro no lejano se pueda sembrar sin molestar a directoras. “Me hubiera gustado ver el fruto de este trabajo, pero ya sabemos cómo es esto, prefieren el churre. Para gente como ésta, el desarrollo, aunque sea un poquito, es malo”, afirma con evidente desencanto Cuchito.

 

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