Desconfianza en el estado: resultados de una encuesta de la ASIC

Un encuesta asegura que los cuentapropistas desaprueban las medidas adoptadas por el gobierno para "ayudarlos" en tiempos de pandemia
Desconfianza de los cuentapropistas ante el estado
 

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Según datos oficiales aportados por la Oficina Nacional de Estadísticas, más de 600 000 personas están vinculadas al trabajo por cuenta propia en Cuba, un sector emergente que el estado se empeña en mostrar como prioritario, por su importancia económica y social para el país.

Pero, ¿cómo se han visto afectados los cuentapropistas en esta crisis sanitaria del COVID-19 y qué medidas ha tomado el gobierno para protegerlos? Una encuesta que realiza la Asociación Sindical Independiente de Cuba, ASIC, arroja luz sobre los principales aspectos de la vida de los negocios particulares en medio de esta pandemia que azota al mundo.

Sus objetivos estuvieron enmarcados en indagar sobre las problemáticas de los trabajadores por cuenta propia a la sombra de las medidas de aislamiento dictadas por el gobierno, identificar el marco legal y de comunicación social que predominó en este escenario y propuestas y sugerencias a las autoridades para el desarrollo del sector.

En la localidad de Jaimanitas, del municipio capitalino Playa, se entrevistaron 11 personas que desempeñan diferentes oficios particulares: dos carretilleros, dos bicitaxistas, cuatro dueños de puestos de ventas de alimentos, una dueña de un local de impresiones y escaneos de documentos, un taxista particular y una peluquera.

A la primera pregunta, si la pandemia le afectaba como trabajador por cuenta propia, el 100 por ciento de los entrevistados respondieron que sí, pues algunos tuvieron que cerrar el negocio y otros vieron tan reducidas las ganancias que tuvieron que encarecer los servicios para poder recuperar las inversiones y evitar la quiebra.

Los 11 encuestados coincidieron en que no estaban preparados para afrontar una pandemia de esas proporciones y tampoco contaron con apoyo financiero, legal o bancario por parte del estado para la protección de sus actividades comerciales.

Otra pregunta con total consenso fue si los recursos humanos se vieron afectados por la crisis. En este punto se plantearon problemáticas concernientes a la reducción del personal o el cierre total del negocio, y el encarecimiento y la escasez de materia prima por falta de locales mayoristas para el aseguramiento y la protección de sus labores.

A la interrogante si las tecnologías de la información influyeron en su adaptación a la nueva situación, todos respondieron de manera negativa, alegando que en Internet no encontraron nada que los ayudara en su trabajo. Algunos porque la información es escasa y sesgada por la propaganda y otros porque carecían de medios idóneos y recursos para la conexión de los datos móviles.

En el punto sexto de la encuesta, “¿cómo manejaron los empleadores la licencia por pandemia para sus trabajadores?” (cuota fija por todo el periodo), (cuota móvil, según la duración del periodo), (cuota de apoyo a la mujer), (no pago), u otras, la mayoría de los cuentapropistas encuestados no sabía siquiera de qué se estaba hablando, reconocieron que en sus labores no se manejaban esos aspectos y su trabajo era de índole pedestre. “Al pecho, como se dice en buen cubano”, dijo un carretillero.

Una respuesta similar se recogió en la pregunta número siete: ¿Cómo amortiza su negocio las pérdidas por la pandemia? Crédito bancario, financiamiento externo (remesas), seguro por “epidemia” (empresas de seguro), ninguno de los cuentapropistas había escuchado antes estos términos y supusieron que correspondían a negocios de envergadura, donde a pesar de la apariencia particular, el estado mantiene su peso mayoritario de gestión.

Las preguntas finales de la encuesta de la ASIC, sobre si estaban satisfechos con el manejo por el gobierno del sistema impositivo durante la pandemia, si el actual sistema legal asegura el respeto a su inversión y si estaban de acuerdo con la actual “campaña contra las ilegalidades” desatada por el gobierno, todas mostraron un rechazo unánime

Concordaron en que las medidas tomadas por el gobierno contra los trabajadores por cuenta propia, en estos meses de pandemia que aún no concluyen, y su consorcio con los medios de comunicación, afectan directamente a los emprendedores.

Más que ayudarlos, los hunden en un limbo de indefensión y de incertidumbre sobre el futuro de sus negocios, en los que depositaron además del dinero para la actividad económica, la confianza en que el estado los protegería. Y los ayudaría a crecer y desarrollarse en ese sector que el discurso oficial anuncia como: “muy importantes para el desarrollo del país”. 

 

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