El caso de Anay Armenteros es de esos que conmueven e indignan nada más de escuchar las generalidades. Pero hemos dicho mal: se trata más bien de su abuelo de 86 años, enfermo de cáncer y a punto de morir.
El 21 de septiembre pidió una ambulancia para llevar a su abuelo al hospital; ese mismo día comenzó a temblar, a escupir sangre y con una fiebre intensa. ¿Cuál fue la respuesta que recibió de la estación de ambulancias? “Su caso no es urgente”. Y cuando insistió le dijeron, “usted va a llamar cada cinco minutos”.
Es comprensible cómo respondió Anay en redes sociales: “¿Dónde está la medicina gratuita y los servicios médicos de este país? Todo es mentira, no hay nada. Te tratan como un perro”.
Cuando lo llevaron al hospital —después de mucha tardanza—, lo dejaron tirado en un rincón porque no había lugares disponibles. No había camas, pero tampoco antibióticos, ni placas para los equipos de rayos X, ni dipirona para la fiebre.
Al final, Anay comentó para conocimiento de todos: “Vivo en Colón, provincia Matanzas. compartan para q se haga justicia y no engañen más al pueblo”.
Como el de Armenteros, hay muchos abuelos y padres en Cuba, cuya salud depende de un sistema hospitalario deteriorado. Los propios dirigentes cubanos tuvieron que reconocer la falta de medicamentos y el estado calamitoso en que se encuentran los hospitales de la isla.
Regla Santa Martell Chaviano, madre cubana de una paciente de cáncer, solicitó ayuda humanitaria a mediados de julio por la precaria situación que viven y la desatención de la que han sido objeto por parte de las instituciones gubernamentales de la isla.
En un video difundido en redes sociales, Regla Santa expuso que su hija Liliana Zayas Martell padece cáncer de mama grado 3 y que necesita urgentemente ayuda humanitaria por las pésimas condiciones en las que se encuentra viviendo la misma.
“En estos momentos no tiene en su vivienda ni material para realizar las curas diarias que lleva”, detalló el activista de la Unión Patriótica de Cuba José Batista Falcón, quien compartió el video en Twitter.
“Estoy muy preocupada porque debe cuatro meses de corriente y no tengo dinero para pagarla, ya que estoy viviendo con un subsidio de certificado médico, porque no me he podido jubilar. Vivo haciendo mandados de los vecinos, que me pagan 20 pesitos y no me alcanzan para nada”, explicó Regla Santa sobre la difícil situación que atraviesan su hija y ella.
“No puedo darle a mi hija un gusto de un jugo o un pedacito de carne, que lo necesita, porque no tengo de dónde sacarlo. Lloro de noche, me halo los pelos, pero no puedo”, agregó.