Cuba está destruida, secuestrada por el ejército y con la historia mal contada, denuncia artista

Cuba es un país destruido, secuestrado por el ejército y con la historia mal contada, según la visión del artista Julio Llópiz-Casal, expresada en una contundente carta pública con la que respondió a Wilfredo Prieto, un creador privilegiado del Ministerio de Cultura
Artista cubano Julio Llópiz-Casal
 

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Cuba es un país destruido, secuestrado por el ejército y con la historia mal contada, según la visión del artista Julio Llópiz-Casal, expresada en una carta pública con la que respondió a Wilfredo Prieto, un creador privilegiado del Ministerio de Cultura.

Por estos días en la isla estalló una polémica que ha servido para discutir sobre el papel de los artistas en una sociedad sin libertades esenciales, con violaciones de derechos humanos y enormes carencias materiales luego de 61 años de una “revolución” que prometió el paraíso, y solo ha dejado ruinas.

Wilfredo Prieto, cuya obra vende muy bien mediante galerías internacionales, afirmó en una entrevista que la nación que sufre bajo el castrismo, podía definirse como “libertad” y “una suerte”. También denostó a los artistas que no temen pronunciarse políticamente, o que su trabajo se relaciona directamente con la sociedad y sus conflictos actuales, diciendo que “si haces comentarios en contra del gobierno cubano, automáticamente estarás en todos los medios internacionales; esto quiere decir más fama, lo que se traduce en más mercado, más dinero”.

Tal falsedad y manipulación de parte de una persona con prebendas de las instituciones del régimen, ha sido rechazada por otros creadores y críticos de arte, entre ellos Julio Llópiz-Casal quien aseguró que ha seguido y estudiado la carrera de Prieto con interés.

Sin embargo, esto no le impide denunciar al gobierno totalitario cubano y criticar la mirada complaciente y engañosa de Prieto, quien resumió banalmente el arte que se da la mano con el activismo político en Cuba, como que está de moda el “efecto Ai Weiwei [artista disidente chino]”.

Según Llópiz-Casal, ese pronunciamiento “denota mucho resentimiento” en Wilfredo Prieto. “¿Tienes idea de lo que puede ser aguantar un golpe de un policía?”, cuestionó.

Añadió que “el mercado al que te refieres, en que, si un artista hace 'comentarios en contra del gobierno cubano', automáticamente estará 'en todos los medios internacionales' (…), no es nada al lado del mercado que garantizan los artistas como tú, que han logrado trabajar con cuatro galerías y ubicar sus obras en importantes colecciones del mundo”.

Sobre la idea idílica de Cuba dicha por Wilfredo Prieto en una entrevista con la revista Hypermedia, Llópiz-Casal respondió que “es un país en que hay personas reguladas, que quiere decir que no pueden salir (…) Cuba es un país en que el Decreto-Ley 370, pena con una multa astronómica” a quien se exprese en redes sociales con alguna opinión que no sea del gusto del régimen.

El artista también denunció que un ciudadano “puede ser procesado legalmente por un crimen que las autoridades asumen que puedes cometer, sin haberlo cometido. Se llama 'peligrosidad pre-delictiva'”.

“Cuba es un país destruido económicamente, en que la geografía está secuestrada por el ejército y en que la historia de los últimos sesenta años no se ha contado de manera colectiva”, prosiguió el joven artista. También fustigó que “no se reconocen a los presos políticos como tal y hay decenas de ellos en las cárceles”.

Además, se refirió a los privilegios de Wilfredo Prieto dados por el régimen, mientras que los artistas que él desprecia reciben solo represión: “el Estado cubano presupuestó tu pieza de la carretera en forma de símbolo de infinito en Sancti Spíritus, con un número superior al presupuesto que le asigna a la provincia para que se mantenga en un año. Tal vez [tu definición de libertad] tiene que ver con el derecho a tu estudio a orillas del río Almendares y con la posesión de la mansión patrimonial de Línea, una de las primeras en construirse en el vedado”.

Julio Llópiz-Casal concluyó diciendo que, en oposición a Wilfredo Prieto, “cuando pienso en esa misma Cuba a la que defines con la palabra libertad, pienso en un color: negro. Mucha, mucha gente, piensa en el mismo color”.

 

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