Varios cubanos protestaron en días recientes en Baracoa, Guantánamo, por lo que califican como una severidad y extremismo de las fuerzas policiales y las autoridades contra las personas que buscaban oro en las minas del territorio para garantizarse el sustento.
En videos enviados a ADN Cuba se escucha a los manifestantes denunciar, ante las sedes municipales de la Fiscalía y el Partido Comunista, que las medidas tomadas contra los buscadores del precioso metal fueron excesivas, desproporcionadas e inhumanas ante la situación de escasez y crisis que vive el país.
Según relataron, a quienes buscaban oro les levantaron un acta de advertencia y les multaron con cuantías impagables por aquellos que no tienen ingresos formales o sólo tienen ingresos limitados. No contentos con eso los policías además los reprimieron violentamente, denunciaron, y a muchos de los que estaban en las minas les botaron alimentos en el río y les quitaron el dinero que tenían encima.
Por ello, los manifestantes exigían que se les quitara la multa impuesta por la PNR y se les devolvieran las pertenencias y los alimentos ocupados o botados.
Para Giannis Paján Cobas, miembro del Buró Municipal del Partido Comunista en Baracoa y funcionario que atendió los reclamos, las quejas de los buscadores y sus familiares son comprensibles y merecen ser tramitadas.
Sin embargo, dijo a los manifestantes que fueran cuidadosos, porque “hay quien se aprovecha de cualquier situación de éstas y le da otra magnitud”.
“Lo que puede empezar y resolverse como una situación interna, pasa a verse como un tema de contrarrevolución”, advirtió Paján Cobas, y para demostrar su punto ejemplificó con la interpretación que el oficialismo quiere se dé a lo ocurrido los 27 de noviembre y enero frente al Ministerio de Cultura.
“¿Ustedes creen que los artistas en La Habana que se manifestaron son todos contrarrevolucionarios? No. Muchos tenían y tienen razones concretas, pero el método no fue correcto. Vino la contrarrevolución, se aprovechó de la situación y le dio otra magnitud”, explicó.
Por eso, “todos esos artistas lo que están es marcados”, agregó, en una conclusión que para José Daniel Ferrer, coordinador general de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), es una clara amenaza.
Tratando de tranquilizarlos y calmarlos, el funcionario del partido amenaza a personas que reclaman las multas y que les devuelvan los instrumentos y alimentos. Les dice: “tranquilos porque se pueden complicar”, reflexionó Ferrer en un video que la Unpacu hizo sobre lo ocurrido.
Represión desmedida
De acuerdo con Eloidys Durán Pineda, el régimen emprendió una represión desmedida contra los buscadores de oro, entre los cuales estaba.
En declaraciones a la Unpacu, afirmó que él pudo escapar a tiempo, pero que hubo golpes, amenazas y tiros al aire en el desalojo de la zona, donde había entre 400 y 500 personas.
“No podemos seguir buscando oro. Nos lo han prohibido porque dicen que es patrimonio del Estado y que si seguimos nos multan”, dijo Durán sobre las advertencias de los represores y las autoridades, aunque reconoció que, a juzgar por lo ocurrido recientemente, si los agarran buscando oro no sólo los multan, sino que los sacan a la fuerza y los violentan.
A los que estaban les quitaron el dinero que tenían encima, les botaron los alimentos, los amenazaron con tiros al aire y los apuntaron, contó sobre lo ocurrido en días pasados, causa de las protestas en Baracoa. “Había boinas negras que amenazaron y maltrataron incluso a mujeres con niños”, agregó.
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Durán no trabaja con el Estado. En sus declaraciones a la Unpacu explicó que busca oro porque no tiene otras posibilidades de ganarse el sustento y que, contrario a lo que muchos pudieran pensar, con esa actividad se gana poco.
“A veces estoy 10 días y no encuentro nada. A veces encuentro un pedacito con el que puedo alimentarme, pero no cubrir todas mis necesidades. Nadie se enriquece con eso”, comentó.
Un ilícito no siempre lucrativo
Las leyes cubanas, como las de muchos países, penalizan la minería ilegal en tanto constituye no sólo una afrenta al patrimonio del Estado, sino también una actividad con peligro para la vida de quienes la practican y la integridad de los ecosistemas.
En los últimos años se han dado varios episodios de “fiebre del oro” en la isla, todos perseguidos y castigados por las autoridades. El discurso oficial los ha referido en ocasiones como eventos que tributan al afán por lucrar, aunque reconoce que el minero o buscador de oro es el último elemento en una cadena y quien menos se beneficia de la actividad.
El caso de Baracoa parte de la comisión de un ilícito por centenares de ciudadanos, dando por verídico el conteo de Durán. Sin embargo, a juzgar por las quejas y declaraciones de los implicados ante multas de entre 150 y 700 pesos cubanos (entre seis y 28 dólares), no fue un ilícito para lucrar, sino para solventar la actual situación de escasez e inflación que se vive en la isla, con mayor agudeza en la región oriental.