Decenas de personas fueron arrestadas, multadas y golpeadas este viernes 4 de septiembre en las afueras de la tienda estatal “TRD 5ta y 96”, perteneciente a la Cadena Comercial Caribe S.A,en Miramar, La Habana.
Los abusos ocurrieron durante el mediodía y parte de la tarde, cuando una cola que se había formado desde tempranas horas de la madrugada para comprar detergente, estalló en escandalosos reclamos, porque los 50 primeros números “estaban armados en el horario del toque de queda”, y para muchos allí presentes “eso no se vale”.
Quienes osaron grabar imágenes y tirar fotos de la reyerta multitudinaria ocurrida, a pesar de la advertencia hecha a las autoridades sobre la legitimidad de preservar tales pruebas y el derecho a tomarlas, fueron multados en el acto –con 2000 pesos cubanos–, montados a un camión policial, y decomisados temporalmente sus aparatos electrónicos y teléfonos celulares con el fin de borrarles cualquier evidencia comprometedora.
Una testigo presencial, quien presuntamente alcanzó a comprar el deficitario producto de aseo doméstico porque no formó parte de la reyerta, dejó constancia del hecho mediante un mensaje de audio enviado vía WhatsApp. La joven indignada ante “el abuso” cometido, lo divulgó entre amigos y cercanos en forma de “relato vivencial”, o sea: hechos de primera mano.
No es de extrañar que tras la llamada a las autoridades de alguien “afectado en la molotera y quien perdió los estribos”, las unidades represivas de la PNR aparecieran tan rápido en el lugar de la manifestación, junto a tropas élite, quizá porque la Oficina Central del Banco Financiero Internacional, blanco hoy de las críticas ciudadanas y centro sumamente custodiado por ser regente de las polémicas tiendas en MLC, está ubicado justo en la otra cuadra (5ta y 92).
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Las prerrogativas legales que ha asumido el Estado cubano, en cuanto a medidas autoritarias decretadas supuestamente para contener la propagación de la epidemia Sars-Cov-2 en la capital del país, parecieran surtir efecto solamente durante la noche, en el horario comprendido como de prohibición total: entre 9:00 p.m. y 5:00 a.m. Porque durante el día la población se arroja intempestivamente a las calles en busca de todo lo que le falta, sin tener en cuenta la posibilidad de contagio.
Mas todo ello contrasta con el nerviosismo de las autoridades, quienes temen que una parte del pueblo se subleve contra el orden establecido, “harto ya de tanto descaro”, y han desplegado a sus fuerzas militares y policiales.
Sin embargo, ese mismo estado no ha podido garantizar un margen de abastecimientos decoroso para cada familia que no sea las de los dirigentes y sus acólitos, obligando a la mayoría de los cubanos a poner en riesgo sus vidas.