El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, aseguró recientemente que están creadas las condiciones para resolver el persistente problema de la acumulación de basura en las calles de La Habana, que, dijo, impide ver la “belleza” favorecida por “la cantidad de cosas que se han hecho en la ciudad”.
Ahora disponemos, comentó el mandatario, en declaraciones recogidas en una nota de la página de Facebook de la Presidencia de Cuba, de los equipos que no hemos tenido nunca y todavía hay lugares complicados con la basura. Quienes estén al frente de estas actividades tienen que ser personas con sensibilidad. “Con la cantidad de cosas que se han hecho en la ciudad a veces la belleza no se ve cuando hay un basurero”.
Los equipos referidos por Díaz Canel son los donados por Japón y otros procedentes de Austria y China, los cuales, a su juicio, crean las condiciones necesarias para solucionar la problemática de la recogida de desechos sólidos en la capital cubana.
Sus planteamientos al respecto se produjeron en la última reunión del Grupo Gubernamental de Apoyo a la capital, donde, según la referida nota, se examinaron “las principales tareas que enfrentarán los habaneros en el venidero año 2020”, cuando están “frescos aún los ecos de las celebraciones por el quinientos aniversario de La Habana”.
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Para Díaz-Canel, que encabezó la reunión y estuvo acompañado de Manuel Marrero Cruz, el recién nombrado primer ministro de Cuba, el problema de la basura en La Habana es importante. En tal sentido, calificó de urgente la necesidad de “organizar eficientemente la recogida” de desechos, así como el trabajo de Comunales.
Si lo referido por la nota de la Presidencia se materializa, y los equipos no pierden su vida útil o se deterioran con gran celeridad, como suele suceder en la isla, tal vez 2020 sea el año de quiebre del problema de la basura en la capital cubana.
No obstante, habrá que esperar y ver, ya que no es el primer “gran esfuerzo” que se hace al respecto, sin que hasta el momento La Habana haya recuperado sus mejores años de estética, esplendor urbanístico y limpieza, y no sólo por la indisciplina social, como le gusta hacer creer muchas veces a la prensa oficial.