La iniciativa de una parte del exilio cubano en Estados Unidos, llamada “Parón de Enero”, persigue como objetivo de asfixiar económicamente al régimen comunista. Los promotores de la idea aseguran que de esa manera estarían exigiéndole al régimen que respete las opiniones y deseos de la comunidad cubana en el exterior, que al cabo es una de las principales fuentes de entrada de divisas al país. El método es tajante: cortar el envío de remesas, de recarga telefónica y los viajes a Cuba durante el primer mes del 2020.
Impulsado por el influencer y presentador Alexander Otaola, el Parón ha ganado adeptos sobre todo el Sur de Florida, hogar de la mayoría de los cubanos en el exterior. Sin embargo, en las calles de la Isla, poco se debate sobre la novedosa estrategia, y cuando ocurre, las opiniones al respecto suelen expresar desacuerdo.
“Yo tengo a mis dos hijos en Miami. Ninguno me ha dicho nada”, cuenta Chichi, retirado de la industria pesquera y natural de Jaimanitas. “Estoy seguro que por la cabeza no les pasa dejarnos de enviar la remesa. Ellos saben que con eso vivimos su mamá y yo. Nadie los va a convencer de que no monden dinero”.
Para Renecito, custodio de una casa de renta del reparto Flores, el Parón es un delirio: “Acabo de tener un hijo y si no es porque mi papá me envió la canastilla de Miami y dinero para su alimentación me las vería negras. De todas formas yo nunca me tiraría para la calle, ¿para qué? ¿Para ir preso, acabar con la vida de mi hijo y de mi mujer, y ponérselas más dura a mi papá?”.
Renecito se enteró del Parón en Facebook. “Muchas figuras que me parecían admirables ahora incentivando ‘esto’. Hablé con mi papá por teléfono preocupado por los rumores y me tranquilizó, y hasta me alegró”. “Me dijo que el Parón era conciencia de cada cubano, no una ley”, explica el joven.
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Pedro Figueredo, sindicalista independiente de Palma Soriano, dio su opinión vía telefónica: “El Parón lo considero una acción esencialmente contra los opositores, que necesitan la recarga telefónica para la comunicación interna y el acceso a Internet. Y si nos cortan también la ayuda del exilio, ¿cómo vamos a sobrevivir para luchar? A un opositor lo primero que le quitan es el derecho a trabajar, le cierran todas las puertas y se la ponen difícil a dondequiera que llega, parece que olvidaron eso”.
“Si los que promueven el Parón estuvieran aquí, quizás estarían en contra de la iniciativa. Este gobierno no se cae en un mes y mucho menos así”, considera el Figueredo.
León Padrón Azcuy es un veterano de la oposición. Fue el fundador del Partido Nacional Liberal de Cuba y reside en el Vedado habanero. Padrón cataloga al Parón de Enero como un ejercicio de músculo del exilio.
“Para que vean que al exilio se respeta. Basta de ser corderitos engordando las arcas de los comunistas. Cero remesa, cero recarga, cero viaje, nada. Que la dictadura se lo sienta. Ya solo con anunciarlo, Díaz-Canel ha propuesto un diálogo con la emigración’’, comentó a ADN Cuba.
Karina, socióloga y líder de una célula del Partido Nacionalista Cubano en un barrio de La Habana, no le augura éxito al la iniciativa: “Como ha sucedido antes con otras similares, un grupo poblacional se las verá grises durante ese tiempo, y luego la dictadura seguirá en pie. Nadie saldrá a la calle a caer preso”.