Decenas de cubanos residentes en el asentamiento informal conocido como “Cepen”, en Playa Baracoa, provincia de Artemisa, encararon este lunes a las autoridades, que impidieron una salida ilegal del país, y fueron reprimidos con violencia por la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y la Brigada Especial del Ministerio del Interior (Minint).
Varios videos que se han vuelto virales en redes sociales, publicados este martes por el activista exiliado Alberto Fonseca Ortega (Albert Fonse, en Twitter), muestran a efectivos de la Brigada, conocidos como “boinas negras”, así como a otros agentes del Minint, arremetiendo a golpes y con perros contra grupos de personas en una vía cercana al Cepen y la playa El Salado.
De acuerdo con vecinos del lugar citados por Diario de Cuba, los habitantes de la comunidad salieron en protesta y cortaron la Carretera Panamericana, que conecta esa zona de la costa norte del occidente cubano con La Habana.
Fonse, quien está en contacto con pobladores del asentamiento ubicado cerca de Bauta, dijo a ADN Cuba que la represión ocurrió este lunes 29 de agosto, luego de que fuera frustrado un intento de salida ilegal en la noche anterior.
“Primero los Guardafronteras les prohibieron la salida y tiraron tiros. Pero los habitantes siguieron insistiendo en escapar del país, y entonces les enviaron una Brigada Especial para reprimir con perros”, asegura Fonse. Según Diario de Cuba, los vecinos respondieron con piedras.
Fonse contó a ADN Cuba, las autoridades “se metieron [en la comunidad] y empezaron a ir a las casas que tenían botes y le rompieron la puerta a una de las muchachas, entraron, la reprimieron y sacaron el bote”. El activista agregó que durante los incidentes del lunes a los pobladores locales “les quitaron Internet y por eso no me pudieron enviar los videos” hasta este martes.
El periodista independiente Alberto Arego, natural de Playa Baracoa, citó a una vecina del lugar que calificó como “terrible” el enfrentamiento de militares y pobladores.
“La gente no transaban (sic) y soltaron hasta los perros. La gente no cedía porque cogieron unas lanchas. Avispas [tropas especiales] y todo. Le dieron una metida y se llevaron a unos cuantos”, dijo la fuente del reportero, quien se reservó su identidad. Según la vecina, se conoce como Cepen a una antigua unidad militar al lado de El Salado, que fue ocupada por personas que migraron principalmente desde el oriente de Cuba.
Fonse afirma que “el pueblo no lo permitió [el decomiso del bote], porque es gente bastante pobre que reunió el dinero para poder hacerlo, y hubo una confrontación [con los militares] bastante fuerte”. El activista ha recibido reportes de que habría, al menos, “seis arrestados y varios lesionados por la represión” en el Cepen. Tres de esas personas detenidas fueron identificadas como Rafael Fernández Estupiñán (Pulga), Eidis Jardines Rodríguez y Daylín Fuentes, según Albert Fonse.
El periodista Alberto Arego también publicó una fotografía de la pierna de una persona herida. “Me llegó una imagen de una mordida de perro a uno de los cubanos que protestaron y se enfrentaron a los Avispas. Me comentan que fue atendido en el policlínico de Playa Baracoa”, afirmó el periodista en su página de Facebook.
“Hay una fuerte militarización ahí y en el pueblecito tienen miedo, porque están casi sin Internet. He hablado con varias personas y tienen bastante miedo”, aseguró Albert Fonse a esta redacción.
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ADN Cuba no pudo verificar de forma independiente estos testimonios. Al momento de publicar esta nota, las autoridades del municipio de Bauta no se habían pronunciado ni la prensa estatal había cubierto la noticia.
En un video viral en redes sociales se ve a uno de los pobladores encarar a varios oficiales de alto rango que estaban a cargo del operativo: “Si no nos quieren porque somos una comunidad ilegal, si no cabemos en este país porque nuestro salario no nos alcanza para comprar en las tiendas en divisas, si no hay petróleo para que las termoeléctricas funcionen, nosotros decidimos por nuestras vidas lo que nosotros queramos”.
El vecino siguió insistiendo ante las autoridades que frenaron el intento de emigrar en que “no nos cuiden tanto y permítannos la oportunidad de poder decidir por nuestras vidas. Nosotros no estamos yéndonos a robar nada a casa de nadie. Cuando se encuentra un artefacto [para navegar] hay [invertido en los botes] 15 000, 30 000 pesos de cada familia unidos para podernos ir”.
También precisó que los habitantes no quieren confrontación con las autoridades, pero tampoco “que vengan estas personas [los efectivos del Minint] a agredirnos y nosotros tener que tener esta respuesta”.
Entre los aplausos de sus acompañantes, el cubano continuó con su alegato: “A fin de cuentas ustedes ya no nos pueden cuidar porque ya no tienen cómo. No tenemos cómo ir a comprar un vaso de leche, porque es en divisa, no tenemos cómo comprarnos un par de zapatos porque es en divisas. Simplemente es mi sentir y pienso que es compatible con el de muchas personas aquí”.
“No quieran que nosotros pensemos como ustedes. No nos agredan cuando estamos haciendo una chalupa porque lo que deberían hacernos es ponernos una medalla. Gastamos nuestro tiempo, nuestro dinero y encima de ello ponemos en riesgo nuestras vidas. Lo que deberían hacer es un monumento a los balseros, a los que quieren irse”, concluyó el poblador del Cepen, quien aseguró ser padre de una bebé de 8 meses.
Durante los últimos dos años, la agudización de la crisis económica y de derechos humanos y sociales en Cuba ha impulsado a decenas de miles de personas a salir del país por cualquier vía. Una de las rutas más peligrosas y utilizadas por los cubanos para llegar a EE. UU. es la navegación por el estrecho de la Florida en embarcaciones precarias.
Las tripulaciones de la Guardia Costera estadounidense han interceptado a más de 4 800 cubanos, según informó la institución en un comunicado, cifra que supera a las 838 detenciones de balseros cubanos en alta mar durante el año fiscal 2021.