Dairel Ruíz García ya cumplió un año de injusta privación de libertad. Tras un juicio con “muchas incoherencias”, sus familiares aguardan la sentencia, que será emitida el próximo 26 de agosto. Para ellos, Dairel debe ser absuelto, pues no existen suficientes evidencias de que cometiera algún delito. Sin embargo temen, porque saben que en dictadura la justicia es débil.
“Yo al menos deseo que llegue la fecha y no quiero que llegue, porque no sé, creo que no sería soportable si a mi hijo me lo dejan un día más allí, porque mi hijo siempre ha sido un niño libre”, declara su madre, Verónica García, en entrevista con ADN Cuba.
Detenido el 17 de agosto de 2021 por participar en un cacerolazo, Ruíz García es otro de los casos ejemplarizantes usados por el régimen para sembrar el terror en la población cubana en aras de lograr que el miedo aplaque la ira y el descontento popular.
“No hay razón, no hay razón de ser porque él participó en un toque de caldero que ya estaba empezado en un barrio cerca de donde vive y él estaba bien, lejos de ese lugar y al oír aquel ruido, él piensa que es un toque de santos y sobre las 10:00 de la noche, cuando ya aquello llevaba tiempo suficiente, se incorpora y allí bailaron, pusieron música, sólo expresaban lo que ellos necesitaban: Libertad para el pueblo de Cuba. Hacía 10 horas que no había corriente en el pueblo”, relata Verónica.
Según refieren los familiares, el proceder del gobierno cubano es errado, pues aunque a través del temor que infunden han logrado contener el apoyo popular a las manifestaciones, los pobladores “están claros de la injusticia que están haciendo”, aunque consideran que el pueblo se siente “indefenso”.
Al referirse a su hijo, la señora comenta que siempre ha sido un hombre de “carácter muy afable, muy bien llevado con todo el mundo desde su niñez”, culminó sus estudios como técnico medio en la reparación de equipos electrodomésticos y dirigió el campismo Puerto Escondido.
Dairel presenta una discapacidad motora, pues en 2003 perdió una pierna en un accidente y desde entonces usa una prótesis. Además, tiene miopía “con una medida bien elevada de 780 por el ojo derecho y 1200 por el izquierdo”, añade su mamá.
El día de su detención, Dairel Ruíz García fue esposado y montado en una patrulla. Sus acusadores alegan que él opuso resistencia al arresto, pero los vecinos aseguran que no es cierto, entre otras razones porque llevaba las manos esposadas y, tomando en cuenta su condición, resulta poco razonable.
Según la defensa, lo que intentan en el proceso penal es “llevar todos esos delitos al máximo”, para lo cual se necesita “un agravante, y entonces se inventan el agravante de que mi hermano se resistió porque el escándalo del desorden público se lo llevan al máximo, que son 3 años”, explica Yaniel Ruíz García, hermano del preso político.
Bajo los cargos de desorden público, desacato a la figura del presidente, incitación a delinquir y resistencia, la petición fiscal para Dairel Ruíz García es de nueve años de privación de libertad.
