La delegación cubana se despidió este sábado del mundial de Atletismo de Eugene, en el estado de Oregón, Estados Unidos, con su peor actuación en las 18 ediciones de esas lides al no conseguir ninguna medalla.
La mayor esperanza de la isla en su jornada final recaía en el triplista Lázaro Martínez, dueño de una marca personal de 17.64 metros y otras cuatro en este 2022 por encima de 17.10, así como del título mundial en pista cubierta, conseguido en marzo pasado en Belgrado.
Sin embargo, el antillano quedó sin posibilidades de subir al podio al cometer tres “fouls” consecutivos en la final, lo que a juicio del oficialista Cubadebate “vuelve a dejar serias dudas” sobre la planificación de los entrenamientos del triple salto cubano y “la preparación psicológica de sus atletas para enfrentar los grandes torneos”.
En contraste con la actuación de Martínez, el cubano nacionalizado portugués Pedro Pablo Pichardo consiguió alzarse con el oro al registrar un salto de 17,95 metros, insuperable para el resto de los competidores.
Cuba viajó a Eugene con 14 atletas, de los cuales sólo cuatro consiguieron llegar a la final de sus disciplinas, aunque sin obtener ningún metal. Estos fueron Maykel Massó, en salto de longitud; Leyanis Pérez, en triple salto; Luis Zayas, salto de altura; y Yaimé Pérez, lanzamiento de disco.
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Aún sin los resultados de la jornada dominical, donde la delegación cubana no tendrá participación, Cuba se ubica en el puesto 23 del torneo con apenas 15 puntos.
Además de la mala actuación deportiva, lo más significativo de Cuba en el XVIII Campeonato Mundial de Atletismo fue la deserción de Yiselena Ballar Rojas, jabalinista de 19 años que abandonó la comitiva oficial apenas ésta pisó suelo de Miami en una conexión aérea para volar finalmente a Eugene.
Su acción se sumó a la cada vez más creciente lista de atletas en activo que deciden romper con el sistema deportivo cubano de dominio oficial, para intentar probar fortuna en otros lares con mejores condiciones de vida y menos control gubernamental.