El Tribunal Municipal de Matanzas suspendió por segunda vez el juicio contra Tomás Ávila Milián, un directivo de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) en esa provincia, quien está acusado de haber abusado lascivamente, hace más de dos años, de la hija menor de Eddy La Rosa Cárdenas.
El juicio estaba fijado para el próximo 27 de agosto; pero una llamada de Fiscalía comunicó la semana pasada que se suspendía hasta nuevo aviso porque uno de las personas que debe asistir no se encuentra en el país en estos momentos; así lo informó en redes la activista y miembro de la Red Femenina de Cuba, Marthadela Tamayo.
“Para Eddy lo más importante en este tiempo es que se haga justicia ante este hecho cometido hacia su pequeña y como bien ya ha expresado en otras ocasiones encontrar fuerzas para estar al lado de su hija, apoyarla, ayudarla y animarla para que continúe con una sonrisa en su carita, y que siga con los sueños como tiene cada niña a su corta edad”, escribió Tamayo en Facebook.
Un proceso manipulado de inicio a fin
En marzo último, ADN Cuba entrevistó a la madre de la menor de 13 años abusada. Según contó la Rosa Cárdenas fue en mayo de 2019 que conoció del abuso.
Los encargados de procesar el caso han revictimizado a la menor sometiéndola a dos exploraciones, una física y otra psicológica, y cuatro validaciones de testimonio para llegar a un juicio, ocurrido el 8 de enero de 2021, donde el presunto abusador quedó impune y las pruebas de la Fiscalía Municipal de Matanzas fueron ignoradas.
El pasado 2 de marzo una fiscal citó a La Rosa Cárdenas para informarle, verbalmente, las razones de la absolución del acusado del caso 7720/209. La madre no posee ningún documento que respalde lo expuesto allí porque no tuvo acceso a la sentencia.
El tribunal alegó entonces que no existe relación entre lo contado por la menor y las declaraciones de los testigos de la defensa, los cuales son familiares del acusado.
Entonces la Fiscalía presentó un recurso de apelación por inconformidad con la sentencia emitida por el Tribunal Municipal de Matanzas; pero el límite temporal para obtener una respuesta no existe para los demandantes.
“La explicación es que ahora Fiscalía Provincial tiene un término indefinido para darme la respuesta”, dijo.
En el periodo de un año y diez meses el caso fue archivado, luego reabierto con demoras y morosidad en todos los protocolos. Ahora me dicen que no hay límite de tiempo para responder a la apelación, cuánto tengo que esperar para que me digan que sigue absuelto o que hagan un juicio oral y no se presente. Esto hay que limpiarlo desde el principio. Todo está manipulado y mal hecho desde el inicio”, dijo la madre en entrevista con ADN Cuba.
Un informe del Centro Docente de Rehabilitación del Neurodesarrollo Rosa Luxemburgo de Matanzas expone que los datos aportados por la menor son veraces y que presenta los rasgos de alguien abusado puesto que las prácticas descritas por ella son “particulares de la sexualidad adulta” y no responden ni a su desarrollo psicológico ni a la educación recibida en el hogar.
“La niña presenta síntomas psicológicos frecuentes en las menores víctimas de abusos lascivos: depresión, baja autoestima sentimiento de culpa y vergüenza ante familiares y amigos y ansiedad de separación”, expresa el documento al que ADN Cuba tuvo acceso.
También expone el estudio que “no existen indicadores ni motivaciones en la personalidad de la menor que puedan hacernos pensar en la posibilidad de una actitud manipuladora para obtener una ganancia secundaria”.
Cuando en el juicio del 8 de enero, tras 17 meses de iniciado el proceso, el agresor quedó impune, ADN Cuba se comunicó con la abogada Laritza Diversent quien dijo que “En ese proceso hay negligencias porque el Estado no actuó diligentemente. No es el único caso. En primer orden las víctimas no tienen acceso a justicia porque no acceden al proceso penal y eso garantiza, en este caso, la impunidad del agresor.
El gobierno está mandando un mensaje claro: los agresores pueden abusar o violar que quedarán impunes”.
Un texto del oficialista Cubadebate aseguraba que, en Cuba de 2016 a 2019, se contabilizaban 3130 menores víctimas de abusos lascivos y 1351 de Corrupción de menores. Las estadísticas brindadas por el medio de prensa evidencian un crecimiento de las cifras a medida que transcurrían los años. Pero todos los casos no son visibilizados y en el contexto de la pandemia aparecen nuevas víctimas.