Las autoridades sanitarias de Cuba reportaron este sábado el fallecimiento de otros 52 cubanos como consecuencia de la COVID-19 y el diagnóstico la víspera de 6062 nuevos casos de la enfermedad.
Los números confirman la severidad del actual rebrote de coronavirus en Cuba, iniciado en noviembre y con tendencia continua al alza pese a medidas restrictivas adoptadas por el régimen y la intervención sanitaria en grupos y poblaciones de riesgo con dos candidatos vacunales de producción nacional.
Con los nuevos incrementos registrados al cierre del sábado, los casos acumulados desde el inicio de la pandemia en la isla, en marzo de 2020, ascienden a 275 608, mientras que los decesos suman 1 843.
De acuerdo con las cifras dadas a conocer por el Ministerio de Salud Pública (Minsap) en su parte diario, 67 438 cubanos están ingresados. De ellos, 18 369 son sospechosos de un eventual contagio y 43 569 son casos confirmados y activos de la enfermedad, el número más elevado desde marzo de 2020 por duodécimo día consecutivo.
De los nuevos positivos diagnosticados, 17 fueron casos importados, es decir, contagios ocurridos en el exterior del país. El resto fueron contagios derivados de los eventos de transmisión autóctona activos en la isla, aunque hasta el cierre de la información oficial permanecía sin determinarse la fuente de infección de 37 casos.
Matanzas, epicentro de la pandemia en Cuba, volvió a ser la provincia con mayor número de positivos: 2 059. La cifra demuestra la difícil situación por la que atraviesa el territorio, cuya infraestructura sanitaria se ha visto rebasada y ha requerido el envío de personal de la salud de otras provincias y peticiones de ayuda solidaria y donaciones.
Otras provincias con elevados números de positivos fueron La Habana, Ciego de Ávila y Santiago de Cuba, con 685, 604 y 475 casos, respectivamente.
En los servicios de cuidados intensivos permanecen ingresadas 303 personas, 137 reportadas en estado crítico y 166 como graves.
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Pese a la elevada propagación del virus, este sábado también más de 100 mil cubanos según cifras de medios oficialistas se congregaron en la emblemática Piragua del Malecón habanero, y en otras plazas de la isla, para mostrar su apoyo al régimen y su rechazo a las manifestaciones públicas y disidencias al mismo, las cuales, alega el castrismo, son resultado de campañas y provocaciones que buscan la desestabilización.
Los actos de “reafirmación revolucionaria” fueron explícitamente organizados para contrarrestar las manifestaciones espontáneas que se produjeron entre el 11 y el 14 de julio, en las que miles demandaron un cambio político al grito de “libertad”, “abajo el comunismo” y “patria y vida”.
