El régimen de los Castro como parte de su naturaleza acostumbra a cambiarle el nombre a las cosas cuando estas forman parte de su maquinaria siniestra de gobierno o incluso para referir a sí mismo.
Ejemplos sobran, pero para ilustrar un poco esto podemos mencionar al Servicio Militar Obligatorio al que la dictadura llama Servicio Militar Activo, o la libreta de racionamiento, la cual es nombrada como libreta de abastecimiento y que no es otra cosa que parte del mecanismo de control con el que el castrismo limita la disponibilidad de alimentos y productos de primera necesidad.
Un ejemplo más es el de autodenominarse como revolución, o más recientemente, democracia de partido único, no sin la complicidad de algún que otro actor internacional.
Sobre esto último insiste un artículo publicado este 24 de mayo por el oficialista periódico Granma, en el que se reseña la más reciente reunión del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), la cual giró en torno a la defensa del régimen, teniendo como base que "el Partido único tiene que representar los intereses de toda la población".
Al respecto el presidente puesto a dedo Miguel Díaz-Canel explicó que "es muy importante para mantener la unidad –y es un concepto del General de Ejército Raúl Castro Ruz–, que un partido único tenga que ser más democrático, dar más participación, consensuar más, trabajar más en colectivo", y agregó además que el Partido único "tiene que representar los intereses de toda la población".
Contrario a esto y al mismo tiempo, llamó a reforzar la unidad en las filas del Partido para preservar el control sobre el país, y destacó que la lucha por la paz, entiéndase aquí el uso de la fuerza contra el pueblo para mantener el poder, y la firmeza ideológica, constituyen las principales misiones del PCC, algo que se opone directamente al concepto de democracia, el cual señala que el poder dentro de esta forma de organización social es propiedad exclusiva del pueblo.
Por último hay que añadir que la democracia es ese modelo político que facilita al pueblo la libertad de asociarse y organizarse fuera de los mecanismos que representan el poder, de manera tal que pueda influenciar directamente en las decisiones públicas, algo que no existe en Cuba, y que el régimen insiste en no reconocer, porque sabe que en ello le va su existencia.