Odenay Hernández Reyes, madre soltera de cuatro niños, reclama ayuda gubernamental para aliviar su precaria situación de vivienda. A sus 25 años, la residente en el Wajay, en el municipio habanero de Boyeros, habita un corral adaptado para malvivir con sus pequeños y ahora que viene el período de lluvias suplica atiendan su caso, desoído en ocasiones anteriores.
El pasado lunes Hernández ocupó un local estatal abandonado y, con la premura con la que no han atendido su situación, pese a que supuestamente el gobierno canelista dará prioridad a las madres solteras, fue desalojada a escasas horas de instalarse.
“Cuando ocupé el lugar en la mañana estuve todo el día limpiándolo. Por la tarde noche me sacaron y fue todo el mundo, hasta la policía”, cuenta a ADN Cuba sobre el desalojo.
Según explica, el lugar ocupado era antes un albergue de policías y al desalojarla le dijeron que no podía estar allí porque el sitio formaría parte de un círculo infantil.
Ante su necesidad y desesperación, le dijeron que darían solución a su problema. Sin embargo, han pasado ya cinco días de aquello y aún nada. “Dijeron que venían a ver el lugar donde vivo y no vinieron. Supuestamente venían este sábado, pero todavía estoy esperando”, dice Hernández, quien hasta el momento de publicar esta nota no ha sido visitada por las autoridades locales ni funcionario de ningún tipo.
“La gente del gobierno lleva tres días diciéndome que van a venir y no vienen. Ayer yo fui y me dijeron que venían hoy, que no habían venido porque necesitaban una trabajadora social. Sólo deseo que me ayuden, mis hijos y yo los necesitamos. Ahora mismo vienen las aguas y no es fácil. Estoy muy desesperada”, comenta la madre sobre la situación que atraviesa junto a sus pequeños.
En imágenes y videos compartidos con esta revista puede confirmarse la precariedad en la que viven. Tal situación y las enormes necesidades, sobre todo de vivienda, han llevado a Hernández incluso a cuestionarse, o autoculparse y criticarse, por haber traído cuatro vidas al mundo.
“No pensé mucho las cosas y me puse a parir. Están mis hijos ahí y los adoro, pero vivimos en un corral forrado de zinc que está todo desbaratado y cayéndose en pedazos”, lamenta.
Sin embargo, y aún cuando no trabaja porque debe dedicar todo su tiempo a los pequeños, Hernández no tiene la culpa de la situación que atraviesa.
Incongruencias, promesas y abandono
Desde su consolidación como régimen dizque socialista, y sobre todo en la última década y media ante la infalibilidad del envejecimiento poblacional, el gobierno cubano ha definido el incremento de la natalidad como una necesidad.
El oficialismo y su continua propaganda instan a las parejas a tener más de un hijo para garantizar la reposición poblacional y lo hacen definiendo a Cuba como uno de los “mejores países para ser madre”. Para defender tal aseveración, acuden a la universalidad y gratuidad de la atención médica, así como a las garantías del cuadro de vacunación para madres e hijos, el período de licencia de maternidad y la atención prioritaria a embarazadas y niños.
Sin embargo, poco se dice de lo complicado que resulta procrear en Cuba cuando no se tiene vivienda propia y se es parte de esa mayoría víctima de las constantes escasez y crisis económica.
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El caso de Hernández ilustra a la perfección que ser madre de múltiples hijos en la isla, soltera o no, aunque el hecho agudiza las carencias y necesidades, es una condición que muchas veces se ejerce en condiciones de precariedad.
Ello, pese a promesas gubernamentales y anuncios de que en el tratamiento al crónico problema de vivienda en el país se priorizarán a las madres solteras de tres hijos o más.
A apoyar a ese sector poblacional está dirigido uno de los programas de la dictadura en su reciente etapa con Miguel Díaz-Canel formalmente al frente, aunque en la práctica la desprotección aumenta y muchas madres viven en espacios pequeños con malas condiciones o se ven obligadas a ocupar locales estatales.
Según un reporte del diario oficialista Granma, cada provincia posee cronogramas para aliviar esta situación, los cuales podrían demorar entre tres y cinco años, un período de tiempo excesivamente largo para quienes están prácticamente durmiendo en las calles y ven a sus hijos desprotegidos por el Estado.
“Por la sensibilidad del tema y, además, por la importancia de la atención a las dinámicas demográficas, en materia de viviendas el Gobierno cubano ha decidido priorizar a las madres con tres o más hijos menores de 12 años, una política que, si bien abarca a todo el país, se desarrolla de manera específica en 32 municipios de nueve provincias, cuya disminución natural de la población implica estimular la natalidad de manera más urgente”, informó el medio comunista.
Los datos oficiales afirman que hasta septiembre de 2020 unas 3 115 madres habían recibido algún tipo de solución a sus casos, como financiamiento asignado y subsidios, un número risible comparado con las madres que aún esperan una respuesta o acción gubernamental.
Cuba destinó en 2019 unos 50 millones de pesos para aliviar la situación de estas mujeres, según recogió el artículo de Granma. El texto señala que en toda la isla hay madres agradecidas con el gobierno, aunque el número de las que viven penurias y están sin techo es mayor. Los testimonios de estas últimas, como Hernández, son los que el régimen debería oír, so pena de no presumir de promesas y objetivos que al final no acaban con el abandono gubernamental del que están siendo víctimas.