El cubano Williams Valera Rosales, residente en Camagüey, fue multado el 27 de marzo cuando llevaba pan y leche para que sus hijos desayunaran al día siguiente.
Según denunció en redes sociales, el hombre llegó de su trabajo y fue para casa de sus hijos a llevarle los mencionados alimentos.
Debido a que hay un toque de queda en la ciudad a partir de las 8 p.m, un policía lo detuvo en la calle. Pese a su explicación, recibió una multa de 2000 pesos cubanos (80 dólares).
"Agoté mis palabras para que no me ponga la multa y fue en vano. El dinero que yo me gano escasamente me alcanza para darle de comer a mis cuatro hijos. Tanto que hablamos del capitalismo, yo me pregunto ¿del capitalismo o el comunismo cuál es más cruel?", sentenció Valera Rosales.
Multas durante la pandemia de COVID-19
El viernes pasado también trascendió el caso de una cubana, Yuri A. Ramos Peraza, residente en Pinar del Río, fue multada con 1500 pesos, protestó la sanción y aseguró que no pagará “nada” a los “represores del gobierno”.
La residente en la población de San Luis, occidental provincia de pinar del Río, y madre de tres hijos varones, señaló a los inspectores como “represores a servicio del gobierno”, que se presentaron en el puesto de trabajo de Yuri Ramos y le impusieron una multa de 1500 pesos cubanos (equivalentes a unos 60 dólares), monto que es casi un sueldo mínimo en Cuba (alrededor de 2000 pesos).
La razón habría sido “por no poner fecha al pomo de hipoclorito”, una sustancia que, durante la pandemia, en la isla se utiliza como desinfectante.
A mediados de febrero, el joven cubano Bryan Díaz González protestó por lo que considera una injusticia: la imposición de una multa de 2000 pesos cubanos por una supuesta infracción de las medidas contra la COVID-19.
El activista y objetor de conciencia Osmel Adrián Rubio, compartió en sus redes sociales el testimonio de Díaz González, acompañado de fotos del joven que labora como cajero dependiente del establecimiento de ventas “Lagueruela”, en La Habana.