La misión de ADN Cuba no es complacer a la dictadura

Ante las declaraciones del Minrex sobre el caso de Karla Pérez, este medio aclara que su trabajo no consiste en servir a la dictadura, sino al pueblo cubano que lo lee y que es, en última instancia, quien debe juzgar la calidad del periodismo que realiza
La misión de ADN Cuba no es complacer a la dictadura
 

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Ante las acusaciones y alegatos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) de Cuba a partir de la decisión del régimen de desterrar a Karla María Pérez González, ADN Cuba considera oportuno aclarar que su misión no es complacer a la dictadura.

El interés del régimen jamás ha sido la búsqueda de la verdad, sino la práctica de la difamación. En las múltiples ocasiones en que nos ha difamado, nos negó el derecho a réplica, un principio básico del periodismo en todo el mundo.

Nuestro trabajo no consiste en servir a la dictadura, sino al pueblo cubano que nos lee y que es, en última instancia, quien debe juzgar la calidad del periodismo que realizamos, una práctica ajena a los representantes de un régimen carente de legitimidad, violatorio de los más elementales derechos humanos e irrespetuoso de la libertad de prensa, expresión y asociación. 

Valga decir que los llamados “shows mediáticos” no han sido creados por ADN Cuba ni ningún otro medio de la prensa independiente y alternativa, sino por la propia dictadura cubana con sus lamentables espectáculos de atropello a los ciudadanos y sus continuas violaciones de los más elementales derechos

No es la misión de la prensa libre complacer al poder, por lo que nos resulta indiferente que el régimen cubano y su Cancillería se molesten con nuestro trabajo. De hecho, su exagerada reacción nos confirma que estamos cumpliendo con nuestro deber.

La prohibición de entrada a su país a una ciudadana cubana que cumple con los requisitos del marco jurídico impuesto por el Estado cubano constituye un tema esencial para todo medio noticioso que se proponga mantener informados a sus lectores. Transmitir quince notas en muy corto tiempo como parte de la cobertura a un suceso que atenta contra la ciudadanía es parte de la esencia del buen periodismo.

Además de lanzar las acusaciones sin evidencias que ya son parte habitual del discurso de trinchera del régimen, la conferencia del Minrex ha servido para arrojar aún más claridad en torno a lo sucedido con Karla Pérez, hoy solicitante de refugio político en Costa Rica: a través de su Cancillería, la dictadura cubana se ha reconocido como lo que realmente es, sin preocuparse por ocultar en lo más mínimo su talante antidemocrático.

En su explicación de los motivos para negar la entrada al país de Karla Pérez, reportera y editora de esta revista, la directora de Comunicación e Imagen del Minrex, Yadira Jiménez Roig, sólo esgrimió, sin recato alguno, razones de discriminación política.

La velocidad de los acontecimientos y la amplitud y calidad de la cobertura desplegada por los medios independientes han forzado al régimen a mostrar su verdadera esencia. Hasta hace muy poco, los grandes medios de prensa liberales colaboraban con el Estado cubano en encubrir o ningunear acontecimientos como éste. 

Nos acusan de recibir los “dineros del Imperio”, pero durante más de seis décadas ese Estado ha recibido, entre otras prebendas, el regalo de la complicidad, el silencio y la tergiversación de la prensa norteamericana. 

La situación ha cambiado: una prensa independiente, hecha por cubanos para cubanos, está logrando una cobertura inmediata, equilibrada y plural de su realidad, algo que sólo puede proporcionarle a ADN Cuba orgullo y satisfacción.

 

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