Imagen de Portada: Luis Manuel Otero Alcántara. Foto: Belo PCruz/YucaByte
Tras el acuartelamiento y huelga en noviembre pasado en Damas 955, La Habana Vieja, de un grupo de artistas, activistas y periodistas independientes para exigir al régimen cubano la liberación del rapero contestatario Denis Solís; el barrio de San Isidro se convirtió en un foco de atención para el régimen.
No obstante, a pesar de las “iniciativas” gastronómicas y culturales, que el Estado comenzó a organizar en esta zona capitalina, publicitadas luego por los medios de comunicación del castrismo con las habituales consignas oficialistas; el barrio sigue con los mismos conflictos de antaño.
El aparataje político que cada vez más arma el régimen en esta zona, para intentar desvirtuar el impacto del Movimiento San Isidro (MSI), solo contribuye a su propia narrativa, aleja totalmente de las verdaderas necesidades del pueblo.
De acuerdo a un reporte publicado por el medio independiente YucaByte, “de la noche a la mañana, la barriada de San Isidro pareció cobrar gran importancia social, al menos para Granma. Desde diciembre de 2019 hasta el 16 de noviembre de 2020, este medio referenció directamente la barriada de San Isidro en cerca de cinco textos. Del 16 de noviembre a la fecha lo ha hecho en más de 40”.
Pero, ¿qué es lo que realmente acontece en San Isidro? El coordinador del MSI, el artista y activista Luis Manuel Otero Alcántara refirió a YucaByte, que tras la creación -“de lo que el régimen defiende como espacio cultural”- de la Galería Taller Gorría (GTG), perteneciente al actor cubano Jorge Perugorría y uno de sus hijos, Adán Perugorría; y otro espacio en homenaje al director de cine Tomás Gutiérrez Alea, comenzaron también “a abrirse bares snobs, pijos, todos muy caros”.
“Y te das cuenta de que se está dando una suerte de gentrificación por el interés de gente con dinero sobre el barrio. Ese pudiera ser el futuro de San Isidro. Todo el mundo ahora quiere vender su casa para irse a vivir a cualquier otro lado y quedarse con un dinero por encima. Gente que vive hacinada desea vender caro su cuartico en San Isidro para que lo conviertan en un bar o en lo que sea, y ellos comprar al menos dos cuarticos en el Cerro”, comentó Otero Alcántara.
“(…) esto va rumbo a la gentrificación”, subrayó el artista. “Se irán muchos, y no creo que lo que sea que venga tenga un proyecto para rescatar las edificaciones y mantener aquí a sus habitantes”, añadió.
En tanto, para el coordinador del MSI, lo relevante sería “apostar por un desarrollo del barrio desde el barrio. Quizás una inversión de capital fuerte aquí, aunque sea por préstamo a sus habitantes. Quisiera que los habitantes de San Isidro fueran quienes pudieran abrir sus negocios pequeños, grandes o lo que deseen. Quisiera que nosotros mismos seamos los que cambiemos las calles y le demos vida. Ese sería mi sueño”.
Shows castristas en San Isidro
El semanario oficialista Trabajadores publicó el 13 de diciembre de 2020, un reportaje titulado “La cara oculta de San Isidro”, donde se describe a la barriada históricamente marginada, como una comunidad donde se multiplican los proyectos artísticos comunitarios y ninguna familia tiene problemas disfuncionales.
Según el reporte del citado medio estatal, San Isidro apenas tiene 86 edificaciones en estado constructivo grave y crítico; y en unos de esos inmuebles “inhabitables” trabaja un supuesto grupo de “mercenarios”, pagado por el Gobierno de Estados Unidos, señalaron haciendo alusión a la sede del MSI, que es a su vez la vivienda de Luis Manuel Otero Alcántara.
Varios medios como Radio Ciudad de La Habana, también dieron cobertura el 10 de diciembre de 2020, “en coincidencia con el Día de los Derechos Humanos”, a que la Academia Nacional de Canto Mariana de Gonitch había pasado por San Isidro para realizar una cantata bautizada como “Fidel es Cuba”. Este día la policía política reprimió, amenazó, impuso arresto domiciliario y corto el acceso a Internet de varios activistas políticos.
Luego, el 20 de diciembre de 2020, el diario vocero del Partido Comunista, Granma, informó sobre una feria culinaria desarrollada en San Isidro. Los “gastronómicos” invitados tuvieron la “iniciativa” de poner un cartel a lo largo de toda la calle con una frase de Fidel Castro. Este mismo medio, informó el 26 de febrero de 2021, sobre la plataforma cultural El Arsenal, un proyecto de la Oficina del Historiador de la Ciudad destinado a las artes plásticas.
A propósito del aniversario 168 del natalicio de José Martí, se organizó una exposición fotográfica en la barriada de San Isidro sobre la que también reportaron varios medios oficiales, con imágenes del fallecido dictador, Fidel Castro.
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La verdad de San Isidro
“San Isidro es un espacio muy interesante. Está en la Habana Vieja, pero es un espacio periférico. No tiene esa arquitectura y ese estado de conservación que le interesaba a Eusebio Leal. Es un barrio marginado, con apartamentos pequeños. A veces pasas y ves por las puertas abiertas y ves barrios muy pequeños que, en su momento, servían para matar jugada, tú sabes, la prostitución. En su momento este barrio fue famoso por ser una suerte de zona de tolerancia para esas cosas. También ves muchos espacios que en su día fueron almacenes”, dijo Otero Alcántara a YucaByte.
“A nivel cultural aterriza, por ejemplo, un proyecto como el de la Galería Taller Gorría. No estoy en contra de eso, pero hay que entender que es un “proyecto blanco”, dirigido por blancos de élite. Toman un espacio, y por más que lo digan, no se acercan a la comunidad. Se habla allí de arte contemporáneo, donde se toma ron gratis en las exposiciones… En esos espacios la comunidad choca. San Isidro es un barrio marginado, y es lógico que de introducirse en ese mundo lo más probable es que alguna gente del barrio se robe los vasos o vayan solo para tomar el ron gratis. No critico el proyecto en sí, pero creo que hay que ser realistas y tener en cuenta las características de la comunidad para poder trabajar en verdad con ellos. O trabajas para la comunidad o te quedas en tu espacio artístico snob y elitista” sostuvo el artivista.
Otero Alcántara afirmó además: “no tengo ningún problema con que hagan proyectos aquí. Es más ¡quiero que los hagan! Porque el Estado tiene recursos para hacerlo. Eso sí, que sean proyectos comunitarios, no simulacros. Como te dije, primero hay que entender el barrio, las aspiraciones de la gente. (…) Los mismos que hacen el proyecto no le ponen ganas, lo hacen por hacerlo. Entonces no se comunican con el barrio y todo muere. Simplemente, no hay interés”.
“Lo primero que se ve desde la institucionalidad es la falta de voluntad política para insertar proyectos culturales en barrios marginados en general. Pareciera que solo les interesa dar respuesta a lo que hacemos nosotros y que no les importa el barrio”, advirtió.
“Nosotros hemos dado varios talleres de arte con los recursos que tenemos. Ahora mismo pensamos crear una beca para enseñar artes visuales, escultura y música a los niños de la comunidad. También hemos dado conciertos, eventos sociales. Una vez, por ejemplo, repartimos copas menstruales y, por supuesto, explicamos para qué servían y cómo se usaban. También hemos hecho eventos de poesía. Mi casa se brinda muy bien para esas cosas, porque es el espacio que tenemos, pero también es un espacio natural, como muchas casas de mucha gente aquí”, concluyó el artista y activista por la democracia en la isla.
*Con información de YucaByte