El activista cubano Yasser Castellanos, uno de los acuartelados de San Isidro en noviembre pasado, convocó a comprender que respetar a los animales es tener sensibilidad y respetar a la vida, un hecho que hace posible y natural la convergencia entre protectores del bienestar animal y defensores de los derechos humanos.
En opinión del artista plástico, son injustas las críticas que contra los animalistas vierten otros activistas. “Hay una especie de ensañamiento con los activistas de la protección animal en Cuba. Cada vez que se manifiestan hay otros que les cuestionan por no manifestarse por otros tantos problemas que hay en el país”, dijo en una reciente directa desde su perfil de Facebook.
“Cuba está repleta de problemas, hay muchas cosas por las que protestar, mucho por hacer, una nación que reconstruir completa. La protección animal es uno de esos temas, por lo que no nos ensañemos con quienes defienden eso”, subrayó Castellanos, frecuentemente acosado por la Seguridad del Estado a raíz de su activismo.
Según reflexionó en la directa, preocuparse por los animales es un asunto de sensibilidad y también de respeto a la vida.
“Muchos hemos vivido la experiencia de establecer un vínculo estrecho y profundo con un animal. Quien ha vivido eso sabe que es como muchas otras cosas, enamorarse, tener un orgasmo, etc.”
Por tanto, Castellanos insistió en que el activismo en favor del bienestar animal es muy necesario en Cuba y no resultan justas las críticas que contra él vierten otros activistas, defensores de los derechos humanos y otras causas.
Lea también
“A los defensores de los protectores también les diría que no vean a los defensores de los derechos humanos como algo ajeno. Yo estoy en ambos bandos y soy una prueba de que ambas cosas tienen importancia”, agregó.
Las reflexiones de Castellanos se produjeron en el contexto de la protesta pacífica de activistas cubanos que luchan por la protección y bienestar animal frente a la sede del Minag.
Los animalistas se presentaron frente a la institución estatal el viernes en la mañana, con carteles que reclamaban que el gobierno aprobase la legislación sobre el tema, postergada a pesar del consenso de gran parte de la sociedad civil.
