La pretendida “justicia revolucionaria” en Cuba condenó finalmente al perpetrador de abusos lascivos contra una niña de cuatro años a seis años de privación de libertad, una condena que tanto para el padre de la menor como para conocedores de casos similares resulta indignante por su insuficiencia en proporción con el daño ocasionado.
La sentencia es la máxima prevista en el Código Penal vigente, obsoleto en tanto no contempla ni castiga en justa medida delitos asociados a la violencia de género, el abuso sexual infantil y otros fenómenos visibilizados hoy en Cuba gracias a las redes sociales y los medios de comunicación independientes.
Jesús Peña Cantillo lleva cerca de dos años esperando que su hija de cuatro encuentre justicia, tras el abuso al que fue sometida por su padrastro, según consta en los documentos de exploración para documentar el caso.
La sentencia de lo penal no satisface su requerimiento, como tampoco lo hace el hecho de que las autoridades insistan en que la niña sea explorada nuevamente por otro equipo de especialistas, pese a la revictimización que implica obligar a revivir la experiencia.
Así lo subraya la activista y periodista de Cubanet María Matienzo, a quien el padre de la menor le aseguró que “la niña relató los hechos (a las autoridades) más claros que a mí y a mi madre”.
Un equipo de investigación competente dictaminó que la niña había sido víctima de abusos lascivos, hechos que incluían tocamientos, golpes y estrangulamientos para satisfacción del perpetrador. Pese a la gravedad del caso, la sentencia tardó, demasiado en opinión de Peña Cantillo, y ahora el intento de una nueva exploración amenaza con hacerlo aún más grave por la profundización del daño psicológico al que podría conllevar.
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La mayor preocupación de la familia paterna de la menor, explica Matienzo en su reporte para el mencionado medio, sigue siendo el juicio civil, donde Peña Cantillo intentará obtener la guarda y custodia de su hija basado en la presunta complicidad de la madre con el agresor de la niña.
“Yo sé que están tramando un plan para ver cómo me quitan a mi hija”, lamenta el padre, para quien los intentos por una nueva exploración, supuestamente para verificar si los hechos no fueron inventados por la menor, son innecesarios, además de contrarios a la recomendación de la psicóloga Jennifer Milagros Izquierdo.
En la instrucción penal ésta recomendó no revictimizar a la niña y expresó su preocupación por ella, que “conversa constantemente (sobre lo sucedido) e incluso lo dibuja en cada ocasión que tiene oportunidad; de manera que se identifican daños psicológicos palpables”.
Foto de portada: María Matienzo/Cubanet