Yorgenis Gómez salió hace poco de la cárcel y no encuentra cómo mantener a su familia. Estuvo preso durante cuatro años, luego de una riña en la que, al parecer, provocó lesiones a otra persona intentado defender a su esposa.
Vive en El Cristo, Santiago de Cuba, y su historia sobre cómo se vive en las cárceles cubanas confirma lo que aseguran tantos exreclusos: los guardias manipulan a los presos, los apabullan a golpes y utilizan su poder como medio para demostrar su autoridad.
“Lo único que te mantiene con vida es saber que afuera hay una familia que te espera”, comentó el joven a ADN Cuba.
Yorgenis padece una enfermedad de la cara y muchas veces no recibió la atención médica que necesitaba. “Ahí se hace lo que ellos quieran”. En 2018 lo llevaron a una prisión más benévola, donde le permitían trabajar, pero allí trabajaba durante más de 12 horas al día.
La alimentación era pésima y tenían que hacer labores el día entero bajo el sol, en la agricultura, y el pago que les daban no llegaba ni a 100 pesos mensuales. “A veces pasábamos cuatro meses sin cobrar”.
Su esposa está embarazada y él no ha podido cobrar los sueldos que le deben. A su juicio, todo esto se debe a que en Cuba no hay esperanza para los jóvenes, ni dentro ni fuera de la cárcel; todo es una lucha constante por tratar de sobrevivir.
“Mi mensaje para los jóvenes es que no callen ante lo mal hecho, porque esto gobierno no va a hacer nada por nadie. Aquí no hay libertad de expresión ni oportunidades para vivir bien”, aseguró Yorgenis.