El subsecretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak, declaró que Cuba no está colaborando con Estados Unidos para aclarar las causas de los supuestos ataques acústicos contra diplomáticos ocurridos en La Habana.
“Sabemos que personas fueron lesionadas físicamente. Eso se puede demostrar de forma científica”, dijo Kozak este martes en una teleconferencia sobre la agenda comercial de Estados Unidos en la región, pero “el mecanismo” de cómo ocurrió no se conoce y “estamos trabajando con expertos de primer nivel para dilucidar todo”.
“Tenemos la voluntad de no cesar en nuestros esfuerzos de seguir investigando”, explicó a un periodista que preguntó sobre los misteriosos ataques que comenzaron en 2016 y que afectaron los cerebros de numerosos diplomáticos y trabajadores de China, Canadá y Gran Bretaña, además de Estados Unidos.
“Nuestra investigación sería mucho más fácil si Cuba proporcionara la información que hemos solicitado”, sugirió el funcionario en tono reprobatorio, dirigido al gobierno de la isla.
“Por ejemplo, y lo digo como alguien que trabajó en Cuba hace varios años, ellos tienen cámaras observando todas nuestras residencias. Hemos pedido mirar (los videos)”, pero “no hemos recibido respuesta alguna; y son cosas así que vemos como deficientes por parte de Cuba”, detalló.
A inicios de agosto, un reportaje de la televisión cubana aseguró que científicos de la isla trabajan para darle una solución al “misterio de los ataques acústicos”. Los investigadores aseguraron que no se trató de ataques, sino de efectos producidos por la exposición a los gases de fumigación contra mosquitos.
Esta hipótesis la asimilaron de científicos canadienses, quienes trabajaron en colaboración con instituciones cubanas para dar una versión propia sobre este suceso que envenenó las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington.
En diciembre de 2019, un estudio reveló que hubo afectaciones al cerebro de los diplomáticos. La investigación involucró a Mark Lenzi, un funcionario que tenía su lugar de trabajo en Guanzhou, China, cuando en 2017 comenzó a padecer dolores de cabeza, pérdida de la memoria, dificultad al leer y problemas con el sueño.
Los análisis, sin embargo, no revelan la causa, que sigue siendo un misterio. Un estudio de julio, publicado por la Revista de la Asociación Médica de EEUU reveló que al menos 40 diplomáticos de Estados Unidos que trabajaban en su sede diplomática en La Habana, y que presuntamente fueron víctimas de algún tipo de “ataque acústico”, presentaban “cambios en sus estructuras cerebrales”.
Los “ataques acústicos” afectaron primero a personal diplomático de la embajada estadounidense en Cuba en 2016. El año pasado, el Departamento de Estado anunció que investigaba sucesos idénticos en China. El secretario de esa dependencia ejecutiva, Mike Pompeo, describió los eventos en China como muy similares a los de Cuba.