¿Existe el síndrome de La Habana? Con esta pregunta comienza hoy un evento sobre los ataques sónicos organizado por el Centro de Neurociencias de Cuba (Cneuro), en el que participan especialistas de Cuba, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Nueva Zelanda.
La noticia ha circulado con bajo perfil por las redes del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), sin dar mayores detalles sobre los objetivos del evento. Al parecer, buscará dar evidencia a favor de la hipótesis defendida por La Habana: que tales ataques no tuvieron lugar y que Estados Unidos politizó los sucesos.
Sin embargo, en diciembre de 2019, un estudio reveló que hubo afectaciones al cerebro de dichas personas. La investigación involucró a Mark Lenzi, un funcionario que tenía su lugar de trabajo en Guanzhou, China, cuando en 2017 comenzó a padecer dolores de cabeza, pérdida de la memoria, dificultad al leer y problemas con el sueño.
La resonancia magnética hecha a Lenzi arrojó varios resultados: 20 regiones de su cerebro presentaron volúmenes “anormalmente bajos”, incluidas aquellas involucradas en la memoria, la regulación emocional y las habilidades motoras que pueden correlacionarse con los síntomas de Lenzi, dijeron los médicos.
De las 107 regiones que observaron, también encontraron tres que tenían volúmenes más grandes. Los investigadores dijeron que las partes del cerebro con bajo volumen pueden reflejar una lesión cerebral, mientras aquellas con mayor tamaño podrían ser evidencia de que otras partes de su cerebro han compensado.
Los análisis, sin embargo, no revelan la causa, que sigue siendo un misterio. Con independencia de esto, es difícil asegurar que no hubo “un daño grave en el cerebro de este caballero”, declaró Edward Soll, uno de los radiólogos responsables de los exámenes.
Un estudio de julio, publicado por la Revista de la Asociación Médica de EEUU reveló que al menos 40 diplomáticos de Estados Unidos que trabajaban en su sede diplomática en La Habana, y que presuntamente fueron víctimas de algún tipo de “ataque acústico”, presentaban “cambios en sus estructuras cerebrales”.
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Basándose en resonancias magnéticas de los afectados, los especialistas compararon los cerebros de los sujetos estudiados –23 hombres y 17 mujeres— con el de personas que no estuvieron expuestos al mismo medio de los primeros.
Sin embargo, los autores de la investigación anterior señalaron que la importancia clínica de los hallazgos era incierta, y no tenían resonancias magnéticas previas de los pacientes para poder saber cómo estaba su cerebro antes del incidente. Además, estos patrones no se ajustaban a una imagen clara de algún trastorno específico, según los investigadores.
Los “ataques acústicos” afectaron primero a personal diplomático de la embajada estadounidense en Cuba en 2016. El año pasado, el Departamento de Estado anunció que investigaba sucesos idénticos en China. El secretario de esa dependencia ejecutiva, Mike Pompeo, describió los eventos en China como muy similares a los de Cuba.