Enrique Nuez, director del famoso restaurante La Guarida, afirmó a la agencia AFP que tomó la iniciativa de cerrar su negocio tras la crisis del COVID-19 en Cuba nueve días antes de anunciarlo el gobierno.
"Decidimos cerrar el restaurante ya el 15 de marzo", dijo Nuez.
"Tengo amigos que tienen restaurantes en España, me dijeron lo que estaba pasando, el peligro de seguir sirviendo al público en estas condiciones", señaló el dueño del famoso restaurante.
Su restaurante recibe alrededor de 200 personas para el horario de cena. Además está presente en todas las guías turísticas de la Isla. Prácticamente es una visita obligada para muchos visitantes extranjeros, incluyendo estrellas como Beyoncé, Madonna y Pedro Almodóvar, cuyas fotos adornan las paredes del restaurante.
"Esta fue la razón principal para tomar esta decisión, porque muchas personas llegan a La Habana con el deseo de conocer La Guarida", dice Enrique: "Estábamos en primera línea". Los primeros casos registrados en Cuba fueron tres turistas italianos en Trinidad. Nuez tenía razón.
Ahora el encantador edificio antiguo donde se rodó la película "Fresa y Chocolate" en 1993, que conduce a La Guarida, el "paladar" más famoso de Cuba está desierto, recrea AFP.
En un país donde el Estado y sus empresas dominan la actividad económica, el sector privado ha ido tomando su lugar en los últimos años. Actualmente emplea a 634 mil 891 personas, el 14,5% de los trabajadores en Cuba.
"Muchos de estos negocios privados han subido su estatus, confiando en los turistas, porque realmente no es un cubano quien va a ir a un paladar para gastar 100 cuc en una comida", dijo a la misma agencia el economista Omar Everleny Pérez.
Pero desde la llegada de la COVID-19 a la Isla, más de 16 mil trabajadores privados solicitaron la suspensión de su licencia, según el Ministerio de Trabajo de Cuba.
"Lo siento, estamos cerrados", dice un cartel colgado en la entrada de El Café, una popular cafetería para turistas en La Habana Vieja.
Loliet González, una estudiante de psicología de 25 años, ha estado trabajando allí como camarera durante dos años: "Lo que gano me permite tener el nivel de vida que quiero", explicó.
Su jefe le pagó dos semanas de salario por adelantado para que le durara durante esta crisis sanitaria.
"Ahora mismo está bien, pero en algún momento tendré que coger mis ahorros", dijo.
No obstante el dueño de la cafetería dijo a AFP que ya está pensando en un futuro donde Cuba no vuelva a ver extranjeros en un buen tiempo.
"Si no hay turistas, nos volveremos a centrar en el público cubano, así que tal vez tengamos que adaptar nuestro comercio, con precios más accesibles para la población local”, concluyó el dueño.