En la paulatina desescalada que ha experimentado España en la lucha contra el nuevo coronavirus, el regreso de los deportistas de alto rendimiento a las prácticas ha sido prioritario en casos como el del fútbol, pero otros importantes exponentes se quejan de que sus disciplinas no reciben las mismas consideraciones.
Uno de los casos más destacados es el de la nadadora Mireia Belmonte, considerada por muchos como la mejor deportista española de todos los tiempos, quien ha hecho saber a través de su entrenador el descontento con las leyes que le prohíben el uso de una piscina de forma exclusiva por su condición de campeona olímpica y mundial.
“Puedes ir a tomarte una cerveza a un bar, pero una campeona olímpica como Mireia no puede ir a entrenar”, dijo el entrenador Fred Vergnoux, al diario El País. “Me gusta mucho el fútbol, pero no puedo entender que Messi pueda entrenar y Mireia no”.
El entrenador francés se refiere a la directiva del Consejo Superior de Deportes español que excluye a “las piscinas y zonas de agua” del grupo de Centro de Alto Rendimiento (CAR) reabiertos en aquellos lugares donde ha sido declarada la Fase 1 de la nueva normalidad, pero que no contempla esta opción para los lugares que permanecen en la llamada Fase 0.
Tal es el caso de las principales sedes de CAR de natación, Madrid, Granada y Barcelona, siendo esta última ciudad el lugar de residencia de la doble medallista olímpica en Londres en 2012, campeona mundial en 2013 y 2017, y campeona olímpica en Río en 2016.
“La publicación de la orden del Ministerio de Sanidad excluye, sorprendente e inexplicablemente, la apertura de las piscinas y espacios acuáticos.”, se quejó en un vídeo el pasado domingo Fernando Carpena, presidente de la federación española de natación. “Nos resulta inexplicable porque se autorizan otras actividades que implican mayor riesgo que la práctica de la natación (…). Solicitamos a las autoridades que reabra las piscinas a la mayor brevedad posible”.
El entorno de Belmonte, así como el resto de los nadadores de alto rendimiento, alegan que los entrenamientos permitirían a los nadadores mantener una distancia mínima de dos metros, y que además lo harían sumergidos en aguas ricas en cloro o hipoclorito, sustancias que eliminan el nuevo coronavirus, como han explicado las autoridades sanitarias mundiales.
La natación ha sido objeto de una evidente discriminación en España con respecto a este tema ya que, en Italia, por ejemplo, la práctica profesional de deportes individuales con carácter profesional fue autorizada una semana antes que el fútbol, con especial énfasis en la natación.
Los especialistas advierten que la situación supone un retroceso en el nivel competitivo de la nadadora española de 29 años, quien deberá llevar la bandera de España en la ceremonia de apertura en los Juegos de Tokio, que podría ser fatal para su carrera profesional.
“A nivel de fuerza específica, el contacto con el agua es una locura. Para un nadador, una semana sin agua equivale lo que para un atleta sería un mes sin entrenar”, explicó Vergnoux. “Perdemos a la semana más de 800 kilómetros de nado. Lo compensamos intentando ganar flexibilidad, fuerza en el tronco, y potencia”.
El pasado 13 de marzo, Belmonte y su equipo de trabajo abandonaron su concentración en Sierra Nevada para regresar a Cataluña antes del cierre de fronteras y desde entonces aguardan una autorización para retomar la preparación rumbo a los que deben ser los últimos juegos olímpicos de su exitosa carrera.