El régimen de Nicolás Maduro confirmó que la vacuna cubana Abdala contra el coronavirus, que se encuentran actualmente en ensayos clínicos para evaluar su eficacia y no cuenta aún con la autorización de uso de emergencia o registro, se producirá en un laboratorio estatal en Caracas.
La vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, afirmó por la televisión pública VTV que expertos cubanos recorrieron la Empresa Socialista para la Producción de Medicamentos Biológicos (Espromed Bio), y comprobaron que esta planta cuenta con las condiciones necesarias para producir el candidato vacunal Abdala.
La funcionaria chavista, no detalló cuándo iniciaría la producción del fármaco cubano ni la cantidad de dosis que esperan desarrollar.
“Venezuela producirá la vacuna Abdala contra el COVID-19. Este es el camino para derrotar la pandemia: la solidaridad y la cooperación”, dijo Rodríguez. “Esta es una planta muy importante, que fue diseñada, fabricada por el comandante Hugo Chávez y que la abrió el presidente Nicolás Maduro; esta es una planta para la producción de vacunas”, agregó.
Por su parte, el Ministro de Salud de Venezuela, Dr. Carlos Alvarado, señaló que la planta de Espromed Bio debe tener algunos ajustes previos antes de comenzar con la producción de las vacunas promovidas por el régimen cubano.
“Son algunas acciones que tenemos que tomar de inmediato para (...) lo antes posible comenzar la fabricación de vacunas en Venezuela”, acotó Alvarado.
Alertan sobre “grandes riesgos” en pruebas masivas de vacunas cubanas
El dictador venezolano Nicolás Maduro, anunció a finales de marzo que Venezuela se sumaría a los ensayos experimentales de Soberana 02 y Abdala, dos de las cinco candidatas a vacunas producidas por el régimen de la isla, y promovidas como si ya estuviesen autorizadas. Mientras en Cuba, el régimen apretó el paso para testear de manera masiva sus fármacos y certificarlos.
En tanto, el Centro Nacional de Bioética de Venezuela (Cenabi) se sumó a la Academia de Medicina, al advertir los “grandes riesgos” de utilizar estos candidatos a vacunas provenientes de Cuba, que no han sido debidamente probados.
Indicó el Cenabi en un comunicado que “la infraestructura tecnológica de ese país [Cuba] se encuentra actualmente obsoleta y no existe información confiable sobre los resultados de las fases de prueba 1 y 2, que demuestren la capacidad inmunogénica del producto. La fase 3 a la que se pretende incorporar a nuestro país, busca evaluar la eficacia y seguridad del producto y supone la administración de placebo (un sustituto inerte del 'candidato a vacuna') en cerca de la mitad de las personas incluidas en el estudio”.
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