El nombramiento de Ricardo Zúñiga como subsecretario interino para el Hemisferio Occidental levanta sospechas y críticas entre los congresistas cubanoamericanos.
El congresista Mario Díaz-Balart (republicano, Florida) reaccionó al nombramiento diciendo que “la administración Biden continúa llenando posiciones sobre el Hemisferio Occidental con arquitectos de la política de apaciguamiento de Obama hacia la dictadura cubana”.
Por su parte, Marco Rubio (republicano, Florida) dijo que esta decisión demuestra “que el único objetivo de la administración Biden es hacer concesiones a la dictadura cubana. Esta administración sigue fallándole al pueblo de Cuba y a la comunidad cubanoamericana”.
El funcionario objeto de críticas fue el principal asesor del expresidente Barack Obama (2009-2017) para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional y formó parte del equipo que impulsó cambios en la política de Estados Unidos hacia Cuba en el 2014.
Actualmente encabeza la embajada de EE. UU. en Zimbabue y su nombramiento todavía espera la confirmación del Senado, donde el Partido Demócrata tiene mayoría.
Según el sitio Estrategia y Negocios, es hijo del militar y diplomático hondureño Jorge Ricardo Zúñiga Morazán y tiene más de 20 años de experiencia en el servicio diplomático.
Un reportaje de la revista New Yorker en 2018 asegura que fue el encargado de negociar en secreto con el régimen cubano el caso de Alan Gross, tras cinco años preso en la Isla.
“Mi papel fue ser una de las dos personas, junto a Ben Rhodes, que es el asesor del presidente y consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en participar en las conversaciones con las contrapartes de Cuba para tratar de encontrar una solución a los casos que mencioné a cambio de los tres agentes cubanos de inteligencia encarcelados en Estados Unidos", declaró a finales de 2014.
Biden le había encargado una misión de relevancia en marzo de 2021 al convertirlo en enviado especial sobre la situación migratoria proveniente del Triángulo Norte de Centroamérica.
El cambio sucede en medio de la represión sin precedentes luego de las protestas del 11 de julio en Cuba y durante la revisión de la administración del presidente demócrata Joe Biden de la política hacia la isla.