Skip to main content

Rusas, ¿quién quiere comprarme rusas?

Los habitantes de la isla se han propuesto mantener la eterna amistad entre Cuba y Rusia, y van a ese país como soldados y mano de obra barata

Actualizado: Thu, 03/14/2024 - 07:13

El mundo entero está muy atento a dónde mete Vladimir Putin, “El Vladi”, el dedo índice, ante la amenaza del desquiciado mandatario, exmiembro del organismo represivo KGB, de enviar a 14 puntos estratégicos de los Estados Unidos igual número de ojivas nucleares. 

Millones de personas, incluso seres humanos, esperan que Putin siga poniendo el dedito cerca de sus imperiales hemorroides. Otros, casualmente habitantes de su país, temiendo un desenlace peor, son capaces de huir a Cuba pretendiendo hacer turismo.

El oficialismo cubano puso el grito en el cielo el pasado año, durante la fiesta de Acción de Gracias, por un joven que se disfrazó de nazi de las SS en una fiesta de Halloween en la sala de conciertos Maxim Rock, de La Habana, pero nadie se altera al ver fotos de cubanos con trajes de camuflaje, peleando como mercenarios junto a los rusos en su agresión a Ucrania.

Y de Rusia, llegan solamente turistas. Pocos, es verdad, a sacudirse el frío de Siberia y el cieno del Don. Parece un intercambio bien concebido: turistas por “mambises cosacos”. Aunque a partir de ahora, pudieran ahorrarse el viaje los que van a Cuba solamente a beber, pues "Rusia lanzó la primera producción del ron cubano original". Era de esperarse. Las grandes plantaciones de caña que rodean a Moscú y a Leningrado vaticinaban el gran paso.

Honrando esa larga, profunda y sincera hermandad de Cuba con Rusia, los habitantes de la isla se han propuesto mantener la eterna amistad, y ha nacido un intercambio prometedor: de Rusia llegan vacacionistas y de Cuba van a Rusia cubanos como soldados y mano de obra barata. Un habitante de Moscú dejó escrita su impresión después de ver a cubanos trabajando en las calles: "Comenzaron a aparecer porque esta es una nueva dirección migratoria prometedora para ellos. Vienen aquí porque ahora en Cuba hay un gran problema con la economía”.

Bien descrito, aunque solamente hay una imprecisión en esa observación moscovita. En Cuba no hay ningún gran problema con la economía, sino que no hay economía.

Cualquier amargado, porque los cubanos siempre tenemos tiempo para criticar, pudiera argumentar que, mientras las esquinas de La Habana y de las ciudades y pueblos de todo el país, ante la indolencia y el desinterés de las autoridades, se repletan de deshechos y detritus, hay cubanos que se van a Rusia a despejar las nieves de las calles con palas, lo que se llama “palear” nieve, para paliar su miseria económica.

La nieve será fría, pero casi siempre es limpia, y a veces hasta bonita. Y con ella se pueden hacer muñecos de nieve. Mientras que con la basura de las calles de La Habana no se puede hacer nada. Lo dice un moscovita de una manera simple y simpática: “Los habitantes del centro de Moscú, en la zona acomodada de Arbat y el distrito de Khamovniki, se sorprendieron al ver a personas de raza negra de Cuba limpiando la nieve que durante las últimas semanas dejan las nevadas inéditas en décadas en la capital de Rusia”. Y otros abundaron con otros testimonios: "La nieve es blanca, ellos son oscuros. ¡Contraste!".

Pero la nieve no alcanza para todos, así que en Rusia aparecen cada día nuevas ofertas para los habitantes del trópico que pueden escapar de la maldita televisión cubana y de los irritantes pregones del bocadito de helado. La noticia siguiente es muy clara al respecto: “En el grupo de Facebook "Rusia para cubanos", los residentes en la Isla pueden encontrar desde consejos legales para quienes viajan a la nación euroasiática a hacer turismo de compras hasta ofertas para conseguir alquileres baratos o recomendaciones en torno a qué meses son más económicos para volar a Moscú”.

Así que aquel amor de la antigua URSS con nuestra isla sigue, y ahora es Rusia quien hace guiños y boquitas, y los tres gordiflones del gobierno sonríen a Putin y le lanzan besitos solapados. Y el toca-toca y el rozamiento (que es más bien “rusiamiento”) sigue. Alexander Belchikov, director general de la casa comercial RusMarket  declaró: "Queremos introducir productos rusos en el mercado cubano y, de la misma manera, servir como puerta de entrada a Rusia para los productos cubanos; nuestra empresa pretende convertirse en un vínculo entre los dos países".

Será por eso que Cuba, como ya no tiene productos que ofrecer, ni minerales, vegetales o animales, buscó una solución distinta, que es parte de esa “resistencia creativa” de la que habla cada vez que le dan chance el Puesto a Dedo Díaz-Canel: “Cientos de cubanos viajaron a partir del verano de 2023 a Rusia para luego firmar contratos con las Fuerzas Armadas, tal y como se reveló entonces. Pese a las explicaciones para ese flujo de mercenarios, que La Habana achacó a una red clandestina de reclutadores operando en la Isla, este ha seguido aportando carne de cañón a la invasión de Ucrania”.

Mira qué calladito se lo tenían. Cuba exporta carne a Rusia, aunque sea carne de cañón. Y mano de obra barata. Y Rusia corresponde a este romance reciente como mejor puede, enviando a su gente a solearse y a pasarla bien en esa isla paradisiaca, aunque ya ha habido inconformes, rusitos y rusitas que lo quieren todo bien hecho, sin darse cuenta de que en Cuba pudieran disfrutar de espectáculos divertidos y novedosos como el de presenciar el emocionante truene de ministros.

Una turista insatisfecha escribió: "Después de una larga espera para recibir la habitación, cuando entramos había pelo en el suelo, arena en el baño y no teníamos accesorios". Eso no es tan grave. El cubano vive hace casi un siglo sin accesorios. Si había pelo en el suelo y arena en el baño quiere decir que todavía los cubanos no han perdido todo el pelo, y que queda arena en las playas. Pero la turista amargada escribió también: "Los hoteles de cuatro estrellas en Egipto son mucho mejores que en Cuba".

Otra visitante, también molesta, dijo que lo peor en su caso fue la gente con la que compartió sus vacaciones: "borrachos estereotipados, parejas poco convencionales de Europa y jóvenes eternamente alcoholizados". Y finalmente sentenció su experiencia en Cuba con estas palabras que tal vez guardan relación con los cubanos que se van como mercenarios y con la producción rusa de ron cubano original: "Para no notar todas las deficiencias de Cuba tendría que estar constantemente bajo el influjo del alcohol".

Y ahí sí dio en el clavo. Lo que parecía desconocer la turista rusa es el esfuerzo que hace la dictadura cubana, desde que desgraciaron la isla en 1958, por construir el socialismo. Y según el pensamiento de un sabio músico cubano, “el socialismo y los ciclones hay que pasarlos borrachos o durmiendo”.