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​María Corina Machado: una carrera por la libertad de Venezuela

Y es que el socialismo es eso: muerte y destrucción. Se esconde detrás de las buenas intenciones y, cuando llega al poder, se acabó la democracia

Actualizado: Mon, 02/19/2024 - 13:45

Lo que está sucediendo en Venezuela es un mensaje claro de parte de las dictaduras de la región: no se quieren ir por las buenas. La inhabilitación política de la opositora venezolana María Corina Machado fue ordenada desde la Habana y Maduro cumple como cachorro amaestrado.

Es Cuba la que mueve los hilos en la región, la que lleva la voz cantante. Saben que si pierden a Venezuela se acabó el juego. Porque sin petróleo el comunismo no puede sobrevivir. Esto no es un invento mío. Cada vez que el régimen cubano se queda sin petróleo, empieza a dar pataletas. Y María Corina, cuando llegue a la presidencia de Venezuela, porque va a llegar, cortará todos los lazos que pueda con el régimen de La Habana, y no sólo eso, crearía una Comisión para conocer la profundidad de la injerencia cubana en tierra venezolana. Al menos, es lo que yo haría.

Así que el dictador Nicolas Maduro, burlándose del tratado de Barbados y de EE. UU., se quita de encima a la opositora que eligió la mayoría del pueblo, la que quieren al frente del país: María Corina Machado. Esto sucedió porque en las dictaduras no hay Estado de Derecho: lo secuestran.

Las dictaduras lo primero que hacen es robarse la constitución, luego los poderes legislativos, el judicial y el ejecutivo. Así se hacen del control del país y ese poder lo mantienen con el ejército y la represión política. Y Venezuela es una dictadura, por si no lo saben.

A diferencia de Cuba, donde es comunismo o muerte desde hace 65 años, Venezuela aún tiene una pequeña brecha que Hugo Chávez no pudo cerrar. Aún hay partidos políticos que pueden movilizarse y hacer campaña, a pesar de los secuestros, las torturas y los encarcelamientos que sufren a manos de la policía política en el SEBIN. 

Pero, por otra parte, el dictador Maduro está siendo investigado por la Corte Penal Internacional, precisamente por crímenes de lesa humanidad cometidos en las mazmorras del SEBIN, y, a la misma vez, el dictador venezolano es buscado por la Administración del Control de Drogas (DEA) por ser el líder del Cártel de los Soles. 

Hoy la cabeza de Maduro vale 15 millones de dólares y la de su compinche, Diosdado Cabello, 11 millones, el mismo Diosdado que dijo que las protestas antigubernamentales ocurridas el 11 de julio del 2021 por toda la isla, no eran sino la forma en que los cubanos celebraban la final de la Eurocopa.

Como decimos en Cuba: Maduro se va por los pies. Así que le vienen quedando, en realidad, dos opciones claras: elecciones generales en este 2024 o sacar los tanques a la calle. La segunda opción es la que le gusta, ya esa la probó durante las protestas del 2017 en Venezuela. Recuerdo al acólito de José Mujica justificando los atropellamientos de las tanquetas y la muerte de los venezolanos. Amigo del tirano Fidel Castro tenía que ser.

Y es que el socialismo es eso: muerte y destrucción. Se esconde detrás de las buenas intenciones y, cuando llega al poder, se acabó la democracia. Siempre lo hacen. Adiós libertad de expresión, adiós libertad de prensa, adiós libertad de asociación, adiós derechos humanos.

María Corina tiene la oportunidad de revertir la situación precaria que se vive en Venezuela. A pesar de ser el país número uno de todo el mundo en cuanto a reservas de petróleo, Venezuela aparecía de segunda en la lista de países con las economías más miserables del mundo, con Cuba, el titiritero de América, marchando a la cabeza, en el año 2021.

Maduro, Raúl, Canel y Ortega saben que María Corina llega con aires de cambio. Por eso van a hacer lo imposible para que no llegue a las elecciones. Ante esta realidad seguro que muchos dirán que en dictadura no se vota, y tienen parte de razón. Pero solo parte, porque existen precedentes de derrocamiento de la dictadura de turno a través de elecciones. 

Es complicado? sí, es prácticamente una trampa? sí. En el caso de Venezuela, si Corina se queda “inhabilitada”, pues Maduro no tendrá problemas en volver a salir electo en unas elecciones hipotéticas, porque las dictaduras siempre manejan la retórica y el discurso debido a que los medios responden a ellos. Por algo uno de los últimos movimientos contra la libertad en Venezuela ha sido prohibir cuantas ONG puedan, si no es que todas.

Pero si María Corina va como opositora a las elecciones de 2024, Maduro no tiene ningún chance de ganar. No va a suceder lo mismo que con Henrique Capriles en el pasado. A Capriles lo dejaron llegar en primer lugar mientras que a Corina la están evitando por todos los canales y, por supuesto, no se puede descartar que el chavismo atente contra su vida. En estos momentos la situación política favorece a María Corina y a la libertad. Por eso Maduro sacó los colmillos siguiendo los pasos de la dictadura de Ortega y, de paso, rindiendo cuentas al régimen de la Habana. 

Cuba no se puede permitir otro presidente democrático que le cante las cuarenta a Díaz-Canel en cada cumbre que tenga lugar. El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, retomó el camino de plantarle cara a los dictadorzuelos de Cuba, en este caso a Canel. Ahora se le une el presidente de argentina, Javier Milei, al que el régimen de La Habana trató de desestabilizarle el país no hace mucho. ¿Se imaginan que María Corina Machado se les una este año? Es imposible no ilusionarse, pero, para que eso suceda, tiene que caer la dictadura de Maduro. Y Corina, inhabilitada o no, tiene que seguir en la pelea. Ahora lo que le toca es desafiar el sistema a golpe de desobediencia civil. No hay de otra. 

Las dictaduras no respetan ni sus propias leyes. Por eso la irreverencia, en este punto de la carrera presidencial, es esencial. Parece poco, mas, de lo que suceda en los próximos meses en Venezuela, depende el futuro democrático de otros países de la región, incluida Cuba. Toca esperar y darle apoyo a Corina y al pueblo venezolano en estas horas sombrías en las que el socialismo ha salido a pasear descaradamente.