El panorama de la política hacia Latinoamérica por parte del presidente Joe Biden sigue empeorando.
El lunes, se conoció la noticia de que el presidente Biden revertiría las medidas existentes, suavizaría las sanciones, ampliaría los viajes a Cuba y levantaría las restricciones financieras a la isla. Esto es nada menos que el reciclaje de la política de apaciguamiento de la era de Obama, que solo ayudará al Partido Comunista de Cuba y al conglomerado de seguridad militar GAESA. Las nuevas medidas en la política exterior de EE. UU. demuestran que la Administración de Biden ofrece amistad a los opresores en vez de apoyar a los oprimidos. Ahora el presidente Biden podría invitar al régimen de Cuba a la Novena Cumbre de las Américas, que tendrá lugar en junio en Los Ángeles.
Si el régimen de Cuba participa en la Cumbre de las Américas, nos estaríamos apartando de la carta de la Organización de Estados Americanos, donde se declara “que la democracia representativa es indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región”.
El régimen comunista de Cuba no ha hecho más que reforzar su aparato represivo en toda la isla. El histórico 11J, el pueblo cubano salió a las calles a protestar pacíficamente contra la dictadura de Castro y Díaz-Canel con gritos de “Libertad” y “Patria y Vida”. El régimen respondió con la más brutal represión. Activistas de la sociedad civil siguen encarcelados hoy en precarias condiciones de salud, entre los que se encuentran líderes como José Daniel Ferrer de la UNPACU, Luis Manuel Otero Alcántara y el rapero Maykel “Osorbo” Castillo, intérprete de la canción “Patria y Vida”. El Tribunal Provincial Popular de La Habana dictó sentencias de hasta 25 años de prisión por el delito de sedición contra 32 cubanos, incluidos menores de edad, que manifestaron pacíficamente el 11J.
Algo peor, el régimen cubano está orquestando “los juicios masivos más grandes y punitivos en la isla desde los primeros años de la revolución”, pues acaba de instituir un nuevo Código Penal extremo para acabar con la disidencia política.
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Si se permite que la dictadura de Cuba asista a la Cumbre de las Américas, y si el presidente Biden continúa levantando las sanciones contra el régimen y sus facilitadores militares, Díaz-Canel recibiría una gran promoción de relaciones públicas internacional y podría fortalecer su control brutal sobre el pueblo cubano. Esto es algo de lo que Estados Unidos no debería ser cómplice.
Permitir que los tiranos envíen sus emisarios a la Cumbre de las Américas sería una bofetada a los cientos de miles de cubanoamericanos a quienes se les deben miles de millones de dólares por reclamos de propiedad no compensados y a tantos que han arriesgado sus vidas en busca de la libertad. Demostraría a nuestros aliados regionales que la Administración Biden está dispuesta a ignorar a violadores de DDHH y dictadores que socavan la democracia y el estado de derecho.
No podemos tratar a los dictadores comunistas de nuestra región de la misma manera que tratamos a líderes electos democráticamente. Si lo hacemos, no debería sorprendernos que nuestros aliados comiencen a cuestionar nuestra credibilidad y cuánto vale realmente el apoyo de Estados Unidos.
Finalmente, otorgar concesiones a los líderes autoritarios en nuestro hemisferio sólo consigue empoderar a los dictadores en todo el mundo. Los regímenes de Cuba y Venezuela han sido acérrimos defensores de Vladimir Putin y su invasión de Ucrania. Si La Casa Blanca se muestra amable con ellos, es posible que veamos más países en nuestra región hacerse los de la vista gorda ante la invasión de Putin. En un momento en que la influencia anti-estadounidense se está expandiendo internacionalmente e incursionando en Latinoamérica, debemos recurrir a iniciativas diplomáticas, aumentar el acceso a internet y expandir la promulgación de los valores democráticos para evitar tal resultado.
Insto al presidente Biden a que no permita que la historia se repita y que tome una postura firme contra los dictadores brutales de nuestro hemisferio.
Foto de portada: Gage Skidmore