Instrucciones para crear tu propia felicidad
Hoy, con aires renovados, el PCC, la UJC, los CDR, el PPG, el DOR, el MINFAR, la UPC, la ANAP, la ECOA 10, el MININT y la UNEAC, convocan a la juventud del país a una hermosísima tarea colectiva: Crear tu propia felicidad.
Actualizado: April 15, 2024 8:26am
Como es ya habitual, la dirección de la revolución lanza una campaña y busca un lema hermoso, pero no explica cómo hacer. Fue el caso de aquella consigna “Somos felices aquí”, escrito y promocionado de ese modo, pero sin ofrecer detalles de por qué lo éramos y cómo se había conseguido esa felicidad.
El ocurrente y pegajoso lema anterior, “Somos felices aquí”, no tuvo la total aceptación que se esperaba al lanzarlo y promoverlo, en parte porque muchos no identificaban a quiénes se referían o quién era el valiente que proclamaba que era feliz aquí, y, en parte, porque el enemigo, siempre acechando, le colgó una coletilla burlona que lo remataba y lo echaba a perder. Al robusto y sincero “Somos felices aquí”, algún gracioso le agregó “Imagínate allá”.
Hoy, con aires renovados, el PCC, la UJC, los CDR, el PPG, el DOR, el MINFAR, la UPC, la ANAP, la ECOA 10, el MININT y la UNEAC, convocan a la juventud del país a una hermosísima tarea colectiva: Crear tu propia felicidad. La tuya, la que se te ocurra, sin robársela a nadie ni que te la imponga un tercero. Pero no dicen quién autorizará a tenerla.
Nuestra juventud será siempre el futuro de la patria, es decir, se quedará del mismo tamaño y con la misma edad. Porque si no lo hiciera, en lugar de futuro se convertiría en presente, y de ahí al pasado es solamente un pestañazo. Y no queremos tener nada que ver con el pasado, como nos enseñó el compañero Fidel. Aunque si pudiéramos escoger, la gran mayoría optaría por el pasado, para tener cerca un presente y que venga luego el futuro cuando le salga de la gandinga.
Ahora, la dirección del partido y del gobierno -¿no son la misma cosa?, ¿por qué tienen que ser dos si actúan como si fueran uno- le ha otorgado a la juventud cubana que queda la tarea de crear su propia felicidad, que tiene mucho que ver con creer en la felicidad. Pero que provoca pensamientos peligrosos: ¿quiere decir que le encargan ahora a la juventud crear su felicidad porque quienes se la estaban creando metían la pata?, ¿la felicidad de antes no era una completa felicidad?, ¿para quién o quiénes estaba programada aquella felicidad? Y lo más importante: ¿por qué no funcionaba, si parecía que la gente era feliz?
Así que, reunidos en un congreso, los jóvenes se pusieron de acuerdo con otros jóvenes, bajo la mirada sabia y escrutadora de los menos jóvenes, y decidieron que había que hacer algo nuevo, algo que en el idioma del enemigo se diría: “create your own happiness”, y todos saben que “happiness is a warm gun”, según el señor al que le roban con frecuencia las gafas en el parque de 17 y 6, en El Vedado.
Pero en el párrafo anterior hubo un error, que nos señala el ministerio del interior: no fueron los jóvenes quienes decidieron eso de crear tu propia felicidad, fue otro tipo de juventud, la juventud que les gusta a los menos jóvenes, incluso a algunos recontra muchísimo menos jóvenes, como José Ramón Machado Ventura y Carlos Baliño, que inventaron aquello de "la hoz y el martillo".
La noticia lo aclara: “Jóvenes comunistas cubanos debaten temas medulares en Congreso”; incluso, hubo toda una sesión donde se habló de la médula espinal y los diversos usos que se le pudieran dar en el presente de la isla. Lo que nunca se informó es que, si para ser joven comunista, había que tener médula o que solamente repartirían médulas espinales a los de la UJC.
Supongo que se van a arreglar algunas cosas, y no hacer como hasta ahora, que unos crean su felicidad y no dejan ser felices a los demás. Habría que advertir a la policía y a la seguridad del estado que si ven a alguien feliz, no es porque le pague la CIA, aunque también sería una posibilidad ¿por qué no? Con el lema, nadie especificó en qué moneda se podía crear su propia felicidad. El que no sea joven y no se sienta feliz, no lo queremos, no lo necesitamos. O lo necesitamos si queremos.
Es ampliamente sabido y mundialmente conocido que la juventud es esa etapa de la vida en la que no se piensan bien las cosas, en que muchas acciones se hacen por impulso, por una reacción inmediata. En otros países, sí, es posible que los jóvenes abandonen su tierra persiguiendo una ilusión. En Cuba no. En Cuba los jóvenes se marchan del país porque las ilusiones los persiguen, y los apresan, y los condenan. La juventud de nuestra isla ha madurado tanto que se va para cualquier lugar porque ya sabe que allí no hay vida posible. No se marchan detrás de un sueño, huyen de una pesadilla.
Ya lo dijo aquella vez el comandante argentino Ernesto Guevara, que la juventud era “la arcilla fundamental de nuestra obra”, de la de ellos. Jamás le preguntaron a la arcilla si quería que la manosearan y la convirtieran en una vasija o un porrón para repartir agua.
Ha sido importantísimo y resulta un honor casi eterno que la juventud cubana y su futuro hayan estado entre las profundas preocupaciones de un hombre como el guerrillero heroico, que les soltó los hijos al estado cubano, y muy en especial, al gran líder, que también vivió sin prestarles mucha atención a los propios. Así se forjan los verdaderos hombres del futuro, con un desamparo emocional del carajo, que no sustituye siquiera el calor maternal de la revolución. Y mira que ha hecho calor en esa revolución.
Todos los jóvenes cubanos lo saben, a pesar de ser jóvenes. Demorarse un minuto más escuchando las viejísimas consignas que repiten y repiten los dirigentes de turno, te arruga velozmente. Ya le estrujaron el estómago y el cerebro a los que nacieron antes, y tienen un plan bastante siniestro para repetirlo con los de ahora y los que vengan. Eso lo saben los cubanos bisoños. Son capaces de crear su propia felicidad de la única manera posible: esfumándose de ese glorioso pleistoceno que fundó Fidel Castro y que parece no tener fin, aunque ya no haya dinosaurios ni homos sapiens.
Por lo tanto, aquí van, brevemente, algunas instrucciones para cumplir con el lema de la UJC y crear tu propia felicidad:
1-Busca en tu casa, en el barrio o entre los montones de basura de las esquinas algunas tablas lo bastante sanas para que floten. Adiciónales algunas cámaras de camión o autos.
2-Averigua si tienes algún bisabuelo o abuelo español y comienza a hablar con la zeta.
3-Vende tu casa o busca dinero y parte ahora mismo para Nicaragua.
Pero todo eso ya lo sabían ustedes. Y yo no voy a inventar el agua tibia.
Hay otra manera de crear esa felicidad: que se vayan para siempre los que mandan ahora. Pero creo que no quieren hacerlo, porque ya tienen la suya propia.