Grandes y sorprendentes descubrimientos cubanos

Fernández Larrea nos deleita con la lista de grandiosos descubrimientos hechos por los cubanos revolucionarios, el más reciente de los cuales es el palmiche de palma para la alimentación porcina, aunque ese se conozca desde hace rato
Palmiche
 

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Desde que Cristóbal Colón “descubrió” a Cuba, sus habitantes debían al mundo, por reciprocidad, descubrir muchas cosas. Uno de los primeros descubrimientos de los cubanos fue que, tras el
cambio de 1959, era imposible vivir en esa isla.

No hablemos de otros descubrimientos que asombraron a los habitantes de la isla y del mundo, como desaparecer la ganadería, las fábricas de azúcar, las viandas y frutos menores, y todo lo relacionado con lo que suele alimentar a los seres humanos. También por esas fechas, un buen
día, descubrieron cómo espantar y matar la libertad de expresión, y que los que aún vivieran en suelo patrio mantuvieran la lengua quieta, cosa difícil hasta entonces.

Capítulo aparte merece el descubrimiento de no querer trabajar ni producir, para que el pueblo dedicara esas horas a actividades de reafirmación revolucionaria, vigilancia inútil y preparación para combatir a un enemigo inexistente, y actos de vehemencia patriótica con un final refrescante: una merecida pipa de cerveza.

Algo que descubrió el cubano desde hace mucho es la resignación, pero la ha ido perfeccionando desde 1959, y a veces, ni siquiera se le nota. Hay como un aire de determinación que anuncia victorias inminentes, que disfrazan el temor de que todo va a seguir yendo a peor. No es un
descubrimiento, pero es un logro innegable. Al cubano le cortan un pie y agradece a la revolución tener otro para correr los cien metros planos.

Pero hay descubrimientos más recientes. Por ejemplo, solamente en la potencia médica que es Cuba se ha descubierto que allí el COVID-19 no se transmite por estar codo a codo, pechito con pechito, bomper con bomper en una cola del pollo, en medio de la molotera, con mascarilla y sin ella.

Parecería que al coronavirus le da miedo salir de uno para entrar en otro. Se aterra tanto que huye hacia el fondo del portador y no asoma su fea jeta y sus pezuñas mortales.

Pudiera ser el sol de Cuba y el calor que el astro rey desprende. Desprende tanto calor el sol de Cuba, que desprende el asfalto, las tejas de los techos, los muros de las casas y parte de la lógica que pudo adquirir el cerebro de quienes lo disfrutan o lo sufren en la isla. Allí también se descubrió, hace muchísimos años, que el sol de las playas es una bendición, pero el que da sobre los campos de caña cuando se está trabajando, es casi mortal.

Hace pocos días el gobierno cubano hizo otro fabuloso descubrimiento: el salario es lo mejor que puede pasar en un hogar de la isla. Así lo comunicaron en la prensa: “La ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, aseguró que uno de las prioridades del Gobierno será ahora “garantizar que los niveles de ingresos por el trabajo constituyan la fuente principal de satisfacción de las necesidades del trabajador y su familia”.

Este sensacional hallazgo viene vinculado a otro: la eliminación del listado de actividades permitidas para el sector privado en Cuba porque “no propicia el desarrollo de la creatividad nata que tiene el cubano”. No olvidar que en la isla se han descubierto actividades empresariales únicas en el mundo, como son la de “forrador de botones” y “rellenador de fosforeras”. Ahora, sin las incómodas licencias, los emprendedores podrían rellenar botones y forrar fosforeras, llamados “mecheros” en países como España.

También en Cuba se han dado grandes pasos en la electrónica, en la técnica y en la robótica. Aclaro que la robótica no es cuando convocan al pueblo a la Plaza y acude todo, enérgico y viril, aunque se le parece.

Dos descubrimientos de ese tipo, basados en el Lunajod y en los simpáticos droides “Arturito” (R2D2) y C-3PO, de la película Star War, son el inconfundible, simpático e inimitable “Palmiche”, el robot repartidor de comida inventado en la CUJAE, que tiene un rayo mortal para eliminar a los coleros, y el más reciente, el “Bici-agro”.

Los maledicentes de siempre, los mercenarios plegados a la mafia de Miami y otros especímenes venenosos (arañas pelúas, gusanos y garrapatillas) califican a “Palmiche” como “una tosca mesa caliente con ruedas” y al espléndido “Bici-agro” como “un vulgar triciclo para comercializar viandas por las calles, una carretilla con pedales”. Así que son descubrimientos cuestionados y cuestionables. 

No así un hallazgo singularísimo hecho por los militares que tienen en Cuba el rábano por las hojas (y el rábano en general) a través de la difamada mafia de GAESA, y su banco FINCIMEX, la red bancaria intermediaria en los envíos de dólares, que han aportado un nuevo modelo económico que, de lejos, parece una estafa y de cerca también, cuando acabando de establecer un nuevo “tumbe” para exprimir u ordeñar al exilio, lo paralizan por escasez de las llamadas tarjetas AIS (American International Service), necesarias para poder comprar en las tiendas en divisas recién abiertas por el Gobierno cubano”.

¿Será un sistema pionero para promocionar los productos de importación?

Lo cierto es que muchos suspicaces se extrañan que los eficientes uniformados la hayan defecado de esa manera, y que recién abiertas las tiendas y establecidas las tarjetas en moneda libremente convertible (MLC) como único medio de pago se genere una situación como esta”.

Gaesa anunció que a partir del lunes no aceptará nuevas solicitudes de tarjetas vinculadas a cuentas en divisas donde los cubanos de la Isla suelen recibir las remesas enviadas desde el extranjero.

Por último, y no menos impresionante como descubrimiento, vital para eliminar importaciones, es otra revelación también hecha por miembros del ejército en las provincias orientales: el vulgar palmiche (no el robot ni el caballo de Elpidio Valdés) que se da silvestre en las palmas deliciosas, es inigualable para la alimentación porcina.

Cerdos que han sido recientemente entrevistados han hablado maravillas de las virtudes energéticas del palmiche cubano, aunque algunos no lo consideran un “descubrimiento” como tal, pues creen recordar que sus abuelos y bisabuelos ya lo comían. Y hasta el mismo cantante dominicano Juan Luis Guerra lo incluyó en uno de sus temas hace ya tiempo cuando dijo: “Nomás porque me enamoro, se ponen a dar querellas, total... las palmas son más altas, y los puercos comen de ellas”.

Los militares orientales, que realizaron el descubrimiento del palmiche como alimento de la raza porcina, no se han podido responder cómo los puercos treparían a las palmas para alimentarse. Ese es, de seguro, un descubrimiento pendiente.

Escrito por Ramón Fernández Larrea

Ramón Fernández-Larrea (Bayamo, Cuba,1958) es guionista de radio y televisión. Ha publicado, entre otros, los poemarios: El pasado del cielo, Poemas para ponerse en la cabeza, Manual de pasión, El libro de las instrucciones, El libro de los salmos feroces, Terneros que nunca mueran de rodillas, Cantar del tigre ciego, Yo no bailo con Juana y Todos los cielos del cielo, con el que obtuvo en 2014 el premio internacional Gastón Baquero. Ha sido guionista de los programas de televisión Seguro Que Yes y Esta Noche Tu Night, conducidos por Alexis Valdés en la televisión hispana de Miami.

 

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