¿En una Cuba libre necesitaremos el Ejército?

En la nueva Cuba… ¿Será necesario el ejército?¿Necesitamos todo el imperio militar que ahora mismo tienen los comunistas?
Desfile de tanques y unidades motorizadas del Ejército cubano. Foto: TOmada de Hispan TV
 

Reproduce este artículo

Me gustaría que me ayudaran a meditar: en la nueva Cuba… ¿Será necesario el ejército?¿Necesitamos todo el imperio militar que ahora mismo tienen los comunistas?

Olviden todo el bodrio de los libros de historia made in Editorial Pueblo y Educación; todo lo que nos metieron en la cabeza, serruchándonos el cerebro con discursos de seis horas y un bombardeo mediático casi tipo MK Ultra. Vamos a pensar en frío. ¿Cuál ha sido el país, a lo largo de la historia, que ha querido atacarnos? Menciónenme uno.

Las guerras con España fueron resultado de la colonización que empezó en 1492, y de que los hijos de los españoles y los esclavos comenzaban a sentirse cubanos. No fue que teníamos un país y ellos vinieron a atacarnos.

La toma de La Habana por los ingleses no sucedió porque Inglaterra quería ser dueña de Cuba. Se trató de una jugada de ajedrez en un conflicto bélico más grande, entre naciones europeas. Ahí pasó que Francia e Inglaterra se metieron en la “Guerra de los Siete años”, y España se alió con el bloque de Francia.

Los británicos dijeron: pues le quitamos a España el puerto más importante que tiene en el continente americano, La Habana. Pero al final, 11 meses después se la cambiaron a “los Panchos”, por La Florida. Así que tampoco hubo un interés real de apoderarse de Cuba, como país.

Estados Unidos y la intervención en la “Guerra Necesaria”. Vinieron a ayudar a los cubanos a sacar a los españoles de la isla, y se fueron. ¡Ah! Dirán que los gringos nos metieron la Enmienda Platt, junto a otros intereses económicos. Bueno, cuando los elefantes se fajan quien lo lamenta es la hierba. Estábamos bajo fuego cruzado entre España y Estados Unidos, y no teníamos experiencia republicana. Además de que los cubanos en ese momento –y todavía hoy– éramos una olla de grillos, al punto de que en la Asamblea del Cerro en 1899 alguien llegó incluso a proponer el fusilamiento del General Máximo Gómez.

No obstante, la Enmienda Platt se derogó en 1934. Pueden estar convencidos de que jamás en 59 años de República la dependencia económica con Estados Unidos y la corrupción, fueron tan miserables y anticubanas como nos ocurrió luego siendo colonia de la Unión Soviética. Y como ocurre hoy mismo, cuando un pequeño clan de militares ha vendido el país al mundo entero, mientras el pueblo cubano vive en la miseria.

Entonces, repito: ¿Qué país ha querido atacarnos? Por ahí anda una anécdota, que aun siendo ficticia demuestra que la picardía popular y la verdad no están divorciadas. Cuentan que cuando la isla entró en la Segunda Guerra Mundial, Hitler preguntó dónde estaba su nuevo enemigo, y no la veía porque había una mosca posada en la parte del mapa donde se encontraba. Tal cosa hizo que Adolf dijera: ¿Ah… esa es Cuba? Y nos diera por locos.

Volvamos a Estados Unidos. Fidel Castro ganó la guerra revolucionaria porque Eisenhower no apoyó a Batista. Los cubanos que vinieron a combatir en “Playa Girón” para liberarnos del comunismo, no obtuvieron la victoria porque John F. Kennedy no apoyó el desembarco.

Digo más. Cuba ha sido el único país que ha puesto en peligro real a Estados Unidos en su propio territorio. Durante la crisis de octubre se estimaba que los misiles soviéticos SS-4 podían alcanzar a Washington D.C. en 15 minutos. Cada misil con una potencia de un megatón, o sea, un millón de toneladas de TNT y un radio de dos kilómetros y medio de destrucción total.

Sin embargo, Estados Unidos dejó a Cuba y a todos los babosos revolucionarios estos fuera de las negociaciones y acordó directo con Kruschov, el líder soviético. De ahí salió el famoso Teléfono Rojo para que hubiera conexión directa entre la Casa Blanca y el Kremlin.

Cuba hizo un papelazo olímpico, armando todo un circo payaso e irresponsable, con congas bullangueras y ataquitos de histeria comunista, sin pensar que ponían en riesgo la supervivencia de todo el planeta tierra. Tan miserables, que ahí están las declaraciones de Fidel Castro y el otro, el Che, de las que se entiende que estaban dispuestos a sumir a la humanidad en un sacrificio mundial atómico con tal de acabar con el “imperio”, algo delirante, psicópata y asesino.

La verdadera tragedia es que en ese momento el pueblo gritaba: ¡Pa lo que sea Fidel, pa lo que sea!

Pero a pesar de este conflicto que afectaba a todo el globo terrestre, ni Estados Unidos, ni ningún otro país, quiso atacarnos. Sin embargo, Fidel Castro sí que metió a nuestras familias y a nuestra isla en un montón de guerras por el mundo y ayudó a financiar y a preparar otro montón de guerrillas en toda América del Sur.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua; el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, en el Salvador; las FARC y el Movimiento 19 de abril en Colombia; Sendero Luminoso, en el Perú… Fue al menos un centenar de grupos guerrilleros en todo el continente.

La gran mayoría, al final, pasaron del sueño rojo de la “C” del comunismo, a controlar el polvo blanco de la “C” de cocaína.

Pero, además, Fidel Castro y sus comandantes de bolsillo también intentaron invadir a países vecinos. Solo en el año 59, creyéndose que el chicharon era carne, mandaron una expedición a Panamá, y otra a República Dominicana a derrocar la dictadura de Trujillo. Entre 1963 y 1967 mandaron varias expediciones militares a tomar el poder en Venezuela. Todas, sin excepción, fueron un fracaso.


En cuanto a las guerras, las propias Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Raúl Castro reconocen cinco intervenciones militares. No solo en los 16 años de Angola (1975-1991), también en la “Guerra de las Arenas” (Argelia); en el Congo, durante la crisis del 64; en la Guerra de Yom Kipur en Siria, entre el 73 y 74; en la Guerra Civil y la Guerra de Ogadén en Etiopía entre el 79 y el 88; en la Revolución Sandinista de Nicaragua, entre 1979 y 1990…

Todos estos conflictos bélicos contaron con presencia de fuerzas enviadas por el castrismo, sin ningún sentido, y con miles de cubanos muertos, por gusto. Pero repito, la verdadera tragedia es que nuestros padres y abuelos gritaban: ¡Pa lo que sea Fidel, pa lo que sea!

Si se fijan, estuvimos jugando a la guerra desde el mismísimo triunfo de la revolución hasta 1991. ¿Y durante ese tiempo, qué país intento atacar militarmente a Cuba?

Ahora se entiende por qué el “Período Especial” fue tan fuerte. Por qué de la noche a la mañana nos quedamos sin reservas, con hambre y el país roto. Pizza con queso de preservativo y bistec de frazada de piso. Es que todo nuestro dinero se usó para ensangrentar a nuestras familias, al continente americano y a países dispersos por el mundo.

Por desgracia para los cubanos, pero por suerte para el planeta, el universo puso a este psicópata de Fidel Castro en una isla pequeñita como Cuba. Si fuésemos del tamaño de Estados Unidos y con sus recursos, viviéramos hoy en una realidad paralela ciberpunk. Sin ver la luz del sol, entre los escombros y con máscaras antigases.

Resumiendo: nos metimos en todas las guerras que pudimos, tratando de sembrar el comunismo. Llenamos el continente de guerrillas, que hoy son la producción y la logística del narcotráfico, y en un momento determinado, amenazamos al propio Estados Unidos con armamento nuclear que garantizaba una “distancia” entre la vida y la muerte que duraba 15 minutos. ¡Y nunca nos han atacado militarmente!

Entonces, con estos truenos… ¿Qué otra justificación necesitaría Estados Unidos si de verdad quisiera invadirnos?

¿Ven que el cuento de la plaza sitiada –donde “disentir es traición”–, es un truco para que nos amarremos los huevos con la lengua y así no tengamos lo necesario para plantarles cara? Nos quieren callados y sumisos. Sesenta años esperando a un enemigo que no llega.

Hoy el aparato militar cubano es el máximo responsable de esa caja de Pandora que es Venezuela, y en la isla controla la economía nacional mediante Gaesa. La fórmula es simple: negocia con cuanto empresario inescrupuloso haya en el planeta, mientras mantienes al pueblo haciendo colas, hasta para conseguir un mísero rollo de papel sanitario.

Los militares son el principal obstáculo para la libertad de Cuba. El pueblo no se lanza a las calles porque ahí están ellos, para –“cumpliendo órdenes” – masacrar, apresar, romper cabezas y borrar a personas queridas de nuestras fotos de familia. Entonces, en una Cuba libre: ¿Necesitaremos al Ejército?

Me gustaría saber tu opinión, aunque la respuesta final la darán todos los cubanos.

Escrito por Luis Dener

 

Relacionados