Como un sapo debajo de una piedra

Los jefes duros de la vieja guardia parecen apostar a que Biden ganará las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Con ese fin, según los imagina Fernández Larrea, incursionan en artilugios de la santería y la espiritualidad
Ramiro Valdés, José Ramón Machado Ventura y Raúl Castro (de izquierda a derecha)
 

Reproduce este artículo

Raúl Castro tiene mucha fe en que Joe Biden salga electo en las próximas elecciones de los Estados Unidos. Que le gane a Trump. Donald Trump es el problema. 

Por eso, cada noche hay reuniones secretas de la vieja guardia. Raúl, Ramiro, Machadito. Encienden velas, se toman de las manos, cierran los ojos y se concentran para darle un empuje mental a los demócratas americanos, y sobre todo a Biden. Se han aprendido incluso todos los temas musicales que compuso Miguel Alfonso Pozo, Clavelito.
 
Comisionaron a Ramiro para que llevara un aparato de radio de los de antes, de los que dice el guajiro Díaz-Canel que son de la época de Batista, que son los buenos, y los únicos que sirven para poner el pensamiento en Biden y la mano sobre el radio, como pedía el vidente Clavelito cuando hacía sus consultas.

La primera vez que pusieron el vaso de agua cerca del aparato y trataron de poner el pensamiento positivo, aquello tuvo un pase a tierra y salió la voz del Gallego Fernández. Lo apagaron rápido, temerosos. Pero ya le están agarrando la vuelta y en cualquier momento se comunican con Washington, o con Jefferson, o con el Padre Varela en el Barrio Chino de New York.

La cosa es aguantar, como sabe hacerlo un sapo debajo de una piedra. Hacerse los bobos, los distraídos, los que no están en nada. Y para tener a la gente preocupada abrieron las tiendas en dólares, a pesar de que en ese pase a tierra en el que habló el Gallego Fernández, él dijo que era una basura. No dijo precisamente basura, sino una palabra más fuerte y que huele muy mal.

Para eso están apelando a todo. Movilizándolo todo. Explotándolo todo, pero cuidando de no explotar ellos mismos. Tienen a Gerardo el espía confundiendo a la gente en las orientaciones cederistas: que si hay que sembrar calabazas, que no, que eran piñas, que no, que ahora son plátanos. Y en lo que el palo va y viene a lo mejor Trump se va hundiendo, y se desploman las simpatías que tiene la gente por él, y el buenazo de Joe, con la juvenil Nancy Pelosi apoyándolo, agarra el cetro y regresan los cruceros, de tu balcón sus nidos a colgar.

Han sugerido que, en la escuela de cuadros del partido, la Ñico López, dediquen 10 minutos del matutino a hacer lo mismo que ellos hacen en secreto: tomarse de las manos y pensar mal de Donald Trump, o en algunos casos pensar en Melania. Y han orientado a los militantes del partido que metan una foto del actual presidente norteamericano en el congelador. 

La foto la imprimieron en los talleres donde se imprime el Granma, y la repartió el Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR) del Partido discretamente. Aunque ya la Seguridad del Estado ha descubierto que, en ciertos hogares, pegan la foto a la pared y le encienden velas.

Con Trump congelado ya la energía mental del pueblo cubano avanzará en sus objetivos. Usan esa, la mental, porque ya de la otra queda poco con lo de los calores y andar todo el día detrás del pollo en las colas.

Incluso han movilizado a los babalaos del Minint para hacer sacrificios y consultarle a Ifá qué pasará en noviembre, si se cae el bloqueo y los hoteles de Gaesa se pudieran llenar de yumas en diciembre para despedir el año por todo lo alto, o, incluso, si no queda más remedio y el coronavirus sigue, por todo lo bajo.

Pero los babalaos les dicen a los oficiales que no se puede meter cañona en estas cosas, que hay que armar la nganga y tener los guerreros listos, y darle tratamiento a Orula. Y a los paleros les han pedido que alimenten a sus muertos a ver si se logra.

Han llegado a realizar esfuerzos increíbles, como disfrazar a Machado Ventura de Elegguá, con su carita pintada de negro, sus 21 caracoles y sus ojitos maliciosos, y le han puesto ofrendas, porque Elegguá es quien pudiera abrirle a Cuba el camino, en caso de que Maduro siga tan bruto como siempre, y los chinos no se decidan a lanzarse, esperando a ver qué hacen los rusos. 

Pero por mucho que se empeñó Machadito, no daba un Elegguá creíble. Se parecía más al Santo Niño de Atocha. 

Raúl quiso ponerle una pañoleta de pionero, pero Ramiro no se lo permitió, no fuera a suceder que, en los cruces de la radio y la invocación a Clavelito, aparecieran el comandante Vallejo y Celia Sánchez, que sí le metían a la brujería en la misma costura.

La situación está tan al límite que ahora, con esto de la venta en dólares, han pensado en analizar si en vez de decirle gusanos a los exiliados, se pudiera considerar que están en misión internacionalista, una misión con carácter permanente, y reconocer los esfuerzos de la emigración cubana como un plan de la Cruz Roja, ayudando desinteresadamente a sus familias de adentro de la isla.

Saben que el tiempo pasa volando y en cualquier momento se despiertan y ya es noviembre, y pierde Trump, y pueden invitar a Barack Obama a llevar la farola de los Guaracheros de Regla, y en los kioskos del carnaval se vende Heineken y hot dogs. 

Por eso hay que aguantar y tener fe, y de paso, esperanza y caridad, pero de la del Cobre, que es la que les funciona a los cubanos. 

Y a lo mejor Donald Trump dice bye-bye y se baila el cocuyé en la plaza, y en todos los patios de la isla empiezan a florecer las piñas, y los árboles se llenan de calabazas, y Machado Ventura se puede quitar el disfraz de Elegguá y volver a lo suyo, que nadie sabe, a esta altura, qué rayos es.

Escrito por Ramón Fernández Larrea

Ramón Fernández-Larrea (Bayamo, Cuba,1958) es guionista de radio y televisión. Ha publicado, entre otros, los poemarios: El pasado del cielo, Poemas para ponerse en la cabeza, Manual de pasión, El libro de las instrucciones, El libro de los salmos feroces, Terneros que nunca mueran de rodillas, Cantar del tigre ciego, Yo no bailo con Juana y Todos los cielos del cielo, con el que obtuvo en 2014 el premio internacional Gastón Baquero. Ha sido guionista de los programas de televisión Seguro Que Yes y Esta Noche Tu Night, conducidos por Alexis Valdés en la televisión hispana de Miami.

 

Relacionados