Protagoniza la experiencia nunca antes vista en la ciudad viajando con Cuber. Llegamos a cualquier parte de La Habana o del país. Así comienza el eslogan de un nuevo servicio particular de taxis en La Habana que está dando mucho de qué hablar por sus ofertas a cualquier hora.
La empresa, que toma su nombre de la estadounidense Uber, aprovechó como otras la disponibilidad de los datos móviles para entrar en el mercado. Con solo escribir Taxi en su grupo de WhatsApp puede el cliente comunicarse de manera directa y rápida con algún chofer disponible, y así de rápido y directo llegar a su destino, según consta en los mensajes de agradecimientos en cada una de las redes sociales donde está presente y en su app.
Con tarifas ajustables en dependencia de la distancia a cubrir y la hora de servicio, se mueve de manera óptima a pesar de las actuales medidas tomadas por el gobierno en relación al suministro de combustible. Las largas colas para abastecer los autos en la ciudad no han impedido la creciente preferencia que tienen sus clientes, esos que pueden permitirse cubrir dicho gasto, a la hora de desplazarse en la ya más que complicada e inverosímil capital de todos los cubanos.
Incluso si tiene que viajar con su mascota, tomando las medidas pertinentes, ella será su piquera de excelencia. Pero hasta Cuber tiene manchas.
En días anteriores, un usuario con un número telefónico de línea extranjera (que también son habituales dentro del grupo de WhatsApp) se manifestó pidiendo justicia, alegando que los taxistas de Cuber estaban multando el precio del pasaje, poniendo al cliente en una situación compleja, llegando al punto de ser agresivos físicamente. Cuenta también el usuario que a su esposo lo intentaron asaltar camino al aeropuerto, cerca de la localidad de Fontanar.
Inmediatamente, los administradores del grupo explicaron que el mensaje formaba parte de una campaña de difamación al servicio; que el hecho era incierto puesto que, para transportarse en Cuber, es preciso primero hacer la solicitud y esta no existía.
Hicieron públicas sus sospechas sobre un grupo de taxistas que con anterioridad han querido sabotear su labor y se unen como falsos clientes al grupo, intentando desacreditar la imagen y el prestigio del Team Cuber. A continuación, publicaron parte del chat privado de este usuario, donde los ofendía, los extorsionaba e intentaba provocarlos, señalando que en Cuba nada funciona.
A razón de esto, comentarios de apoyo y sugerencias de varios clientes que sí han usado el servicio no demoraron en leerse. Entre las más oportunas estuvo la propuesta de enviar por el privado, una vez solicitado el servicio, el número de matrícula del auto, teléfono del conductor y un código, por seguridad. De manera tal que, si ocurre alguna situación con el servicio, se pongan esos datos y se conozca al responsable.
Cuber agradeció las muestras de respaldo. Aseguró que a ellos los caracteriza la seriedad y la seguridad. Para reforzar y casi cerrar con broche de oro, publicaron una grabación de la reconocida actriz cubana Deisy Granados, donde elogia el trato, dando fe de la calidad y la celeridad.
Una semana antes, el influencer Daguito Valdés posteaba en su cuenta de Facebook lo “ridículamente sencillo” que es llegar a cualquier lugar con Cuber, de manera confortable y segura. Entonces, ¿por qué lanzar denuncias y despropósitos contra una puerta que se abre en la compleja situación del transporte en Cuba? ¿Quiénes son realmente los que orquestan esta maniobra de calumnias? ¿Taxistas reprimidos que intentan socavar la gestión de su propio gremio? ¿La misma empresa que busca criterios en masa para valorar su rating y la respuesta de los internautas ante posibles situaciones de tal índole? ¿O un ente superior que vigila, audita y controla?
Arreglar el transporte en Cuba es una luna con muchas caras y ninguna, hasta ahora, visible. Siempre que haya soluciones a media máquina existirán, como ha sido el caso y como ya sabemos que sucede, quienes insistan vivir en aquello que ya es un chiste de muy mal gusto: Mejor malo conocido, que Cuber por conocer.