Régimen cubano promueve siembra de yuca y boniato en saludo al 26 de julio

"Sobrecumplen cosecha de boniato en Pinar del Río...", ya quisiéramos, pero no. La yuca y los boniatos casi ni se ven en los agromercados. Eso sí: en los periódicos, sobran las consignas
Un digno homenaje a la gesta del Moncada
 

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“Un digno homenaje de los pinareños a los héroes y mártires de la gesta del Moncada” fue irse todos en tropel a sembrar yuca y boniato, esos tubérculos que ya nadie ve en los agromercados, según dijo un medio de prensa en esa provincia occidental de Cuba.

De la ausencia de esos alimentos con los que se preparan el buñuelo y el boniatillo nada dijo Radio Guamá —faltaba más—, pero sí de la alegría con que los pinareños se embarraron de tierra roja y sudaron en el surco, felices de asistir al llamado de la Central de Trabajadores de Cuba.

Qué mejor homenaje para la gesta del Moncada —siempre es la “gesta del Moncada”— que perder un fin de semana completo entre bejucos y polvareda en el Polo Productivo Hermanos Barcón, del kilómetro 21 de la carretera a La Coloma. Allá en el Seboruco Sagrado, el comandante está feliz de que le rindan esos cumplidos.

“El jefe de esta área agrícola, Sergio Travieso Sánchez, manifestó satisfacción por el aporte, resultado de estas movilizaciones voluntarias de trabajadores cada domingo, pues su apoyo —dijo— es vital para cumplir con la entrega de viandas, hortalizas y granos a la población”, agrega el medio.

Ya ningún cubano se acordaba de los trabajos voluntarios, pero resulta ser que todavía existen; permanecen vivos en una remota comarca de Pinar del Río, donde sus habitantes y especialmente los jerarcas del régimen guardan celosa fidelidad a las tradiciones patrióticas del castrismo.

Pero, por si no fuera suficiente, al terminar la faena hicieron un chequeo emulativo, “momento en que hubo entrega de reconocimientos a trabajadores, sindicatos y entidades sobresalientes en su aporte al Programa Alimentario, a partir de su participación en movilizaciones”. Los boniatos desaparecieron, pero sobran los diplomas y la satisfacción del deber cumplido.

Hubiera sido ideal que los jefes de Pinar convocaran a un trabajo voluntario para resanar las escuelas de la provincia. Nada más fíjese, amigo lector, en el estado de la construcción tras la tropa revolucionaria que fue a sembrar boniatos y yucas: hay más suciedad en las paredes que en un basurero.

 

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