Quedan 50 días de agua en una de las cuencas que abastece a La Habana

La crítica situación con el agua en La Habana no piensa disminuir, sino incrementarse ya que sus embalses no almacenan mucho del preciado líquido, otro elemento más a tener en cuenta con la pandemia del COVID-19
Embalses de agua en crisis
 

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Desde hace ya varios meses La Habana presenta serios problemas con el abasto de agua, algo que ha sido reseñado tanto por la prensa del régimen de los Castros como por los medios independientes.

Este 24 de marzo el diario Granma, medio de prensa del Partido Comunista de Cuba (PCC), publicó un artículo donde recoge pormenores de un chequeo a los programas del sector, dirigido por Miguel Díaz-Canel y con la presencia del vicepresidente Salvador Valdés Mesa.

Autoridades del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos informaron que solo en la capital, las afectaciones impactan en el 21,8 % de la población, que recibe el servicio con intermitencia de horarios, cambios de ciclos de distribución o mediante pipas.

En su texto el diario del PCC llama a extremar el ahorro en el empleo del agua y acelerar las obras hidráulicas, como medidas para atenuar los problemas en el suministro del vital líquido.

"El ahorro en el empleo del agua, y la aceleración de las acciones constructivas que actualmente se realizan en posiciones críticas de la infraestructura hidráulica en La Habana, ayudarán a mitigar las complejidades que en el abasto ha provocado la sequía prolongada", precisó Granma.

El medio de prensa estatal también dijo que "la depresión de las fuentes, cuyo ejemplo más notorio es la Almendares-Vento, con apenas 50 días de cobertura, obliga a acelerar las acciones paliativas, como la terminación de la conductora desde Cuenca Sur –única con balance favorable–, la perforación y recuperación de pozos, la puesta en funcionamiento de plantas desalinizadoras, la instalación de metrocontadores y la supresión de salideros y averías en los hogares".

De igual manera explicó que en estos momentos se aplican otras medidas para tratar de paliar la crítica situación, como la regulación del suministro para el riego agrícola o a centros altos consumidores, el reordenamiento del tiro mediante carros-cisterna y el estudio de nuevas fuentes, a fin de atenuar el problema, descrito de emergente, como lo calificó la viceprimera ministra Inés María Chapman.

Por su parte Díaz-Canel orientó extremar todas las medidas de ahorro posibles, tanto en el sector doméstico como estatal, e indicó reducir los plazos de ejecución de las obras en curso, y continuarlas aun después de que mejore la situación hidrometeorológica, algo en lo que coincidió la viceprimera ministra, quien se encarga en estos momento de supervisar ese sector.

 

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