El intelectual cubano exiliado Carlos Alberto Montaner, considera que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, continúa la “correcta estrategia” de su predecesor Donald Trump contra la dictadura castrista.
“Como exiliado cubano me preocupaba que Joe Biden fuera a incurrir en la simplificación de aceptar sin más la política de Barack Obama sobre la Isla, como temían algunos de mis amigos, pero no ocurrió así”, escribió Montaner en una columna de opinión este fin de semana, publicada en su blog personal.
El analista celebra que “Biden ha continuado la correcta estrategia de Trump de apretarle las clavijas a la dictadura”. A su entender, este cubo de agua fría para el castrismo –que esperaba una distención con la nueva administración demócrata–, ocurre por tres razones fundamentales.
Según Montaner, Biden “y su canciller Blinken han visto como un insulto, que lejos de aceptar con algún gesto de reciprocidad la llegada del engagement [compromiso] en lugar del containment [contención], el régimen aprovechó para declarar su 'victoria' y solicitar 126 mil millones de dólares como recompensa por los daños del 'embargo', mientras insultaba a Obama por haber pronunciado en La Habana un discurso aperturista”.
Además, “porque los servicios de inteligencia de EE.UU. detectaron un aumento en el respaldo [cubanos] a las dictaduras de Maduro en Venezuela y a Daniel Ortega en Nicaragua”.
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Por último, el intelectual cree que también ha jugado un papel importante los sucesos entorno al denominado “Síndrome de La Habana”, que define como “la agresión acústica a los diplomáticos norteamericanos y canadienses. Según estos servicios [de inteligencia], que tienen contactos con altos funcionarios cubanos, detrás de esa agresión están los rusos de Vladimir Putin”.
Montaner recuerda que, en el 2016, “poco después del discurso de Obama en La Habana, Alejandro Castro Espín, el hijo de Raúl que dirigió por [la] parte cubana el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y USA, fue a Moscú el 25 y 26 de mayo a rendir un informe. Poco después ocurrió la agresión acústica. Dada la relación de Alejandro y de su padre, Raúl, con Moscú, no hay que ser un lince para concluir que Cuba se prestó a ser un banco de pruebas de los rusos”, afirma.
El ex prisionero político opina que “Joe Biden no juega con la Seguridad de Estados Unidos, y mucho menos con las vidas de los diplomáticos, agentes de inteligencia y funcionarios. Por eso continúa la presión sobre Cuba, Venezuela y Nicaragua. Es mucho lo que está en juego”.