La administración Trump incluyó a Cuba en la lista de países que se consideran patrocinadores estatales del terrorismo, confirmó el Departamento de Estado de EEUU.
En la página oficial de la institución se consignó que el señalamiento al gobierno castrista es por "brindar apoyo repetidamente a actos de terrorismo internacional al otorgar refugio seguro a terroristas".
"La Administración Trump se ha centrado desde el principio en negar al régimen de Castro los recursos que utiliza para oprimir a su pueblo en casa y contrarrestar su maligna interferencia en Venezuela y el resto del hemisferio occidental", se defiende en el comunicado oficial.
"Con esta acción, una vez más responsabilizaremos al gobierno de Cuba y enviaremos un mensaje claro: el régimen de Castro debe poner fin a su apoyo al terrorismo internacional y la subversión de la justicia estadounidense".
El Departamento de Estado continuó: "Durante décadas, el gobierno cubano ha alimentado, alojado y brindado atención médica a asesinos, fabricantes de bombas y secuestradores, mientras que muchos cubanos pasan hambre, se quedan sin hogar y sin medicamentos básicos. Miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), una Organización Terrorista Extranjera designada por Estados Unidos, viajaron a La Habana para sostener conversaciones de paz con el gobierno colombiano en 2017. Citando protocolos de negociación de paz, Cuba rechazó las solicitudes de Colombia de extraditar a diez líderes del ELN que viven en La Habana, después de que el grupo se atribuyó la responsabilidad del atentado con bomba de enero de 2019 en una academia de policía de Bogotá que mató a 22 personas e hirió a más de 87".
Las autoridades de Estados Unidos también refieren que Cuba "alberga a varios fugitivos estadounidenses de la justicia buscados o condenados por cargos de violencia política, muchos de los cuales han residido en Cuba durante décadas".
"Por ejemplo, el régimen cubano se ha negado a devolver a Joanne Chesimard, en la lista de terroristas más buscados del FBI por ejecutar al policía estatal de Nueva Jersey Werner Foerster en 1973; Ishmael LaBeet, condenado por matar a ocho personas en las Islas Vírgenes de Estados Unidos en 1972; Charles Lee Hill, acusado de matar al policía estatal de Nuevo México, Robert Rosenbloom, en 1971; y otros".
La designación, que se anunció este lunes, puede complicar los esfuerzos del presidente electo Joe Biden para mejorar los lazos con el régimen de La Habana y es la última de una serie de medidas de la administración Trump para tratar de fijar políticas antes de que el mandatario republicano deje el cargo.
La medida anula el levantamiento de la designación bajo la administración de Obama en 2015, durante el impulso del presidente demócrata para descongelar las relaciones con la dictadura de la nación isleña, recordó The Wall Street Journal.
La decisión de la administración Trump también fue argumentada con que "el aparato de inteligencia y seguridad cubano se ha infiltrado en las fuerzas militares y de seguridad de Venezuela, ayudando a Nicolás Maduro a mantener su dominio sobre su pueblo mientras permite que operen organizaciones terroristas. El apoyo del gobierno cubano a los disidentes de las FARC y al ELN también continúa más allá de las fronteras de Cuba, y el apoyo del régimen a Maduro ha creado un ambiente permisivo para que los terroristas internacionales vivan y prosperen dentro de Venezuela".
La designación de hoy somete a Cuba a sanciones que penalizan a personas y países que realizan cierto comercio con la isla, restringe la ayuda exterior de Estados Unidos, prohíbe las exportaciones y ventas de defensa e impone ciertos controles a las exportaciones de artículos de doble uso.
Desde diciembre, se filtró que funcionarios del Departamento de Estado habían elaborado una propuesta para designar al régimen “comunista” como patrocinador estatal del terrorismo, reveló entonces The New York Times (NYT).
Los demócratas y expertos en política exterior sostienen que Trump y sus altos funcionarios quieren evitar que el futuro mandatario demócrata desmantele con facilidad la política de “mano dura” con los regímenes autoritarios, llevada a cabo por los republicanos. En las últimas semanas, la administración actual también ha tratado de aumentar la presión y las sanciones estadounidenses sobre China e Irán.
Lea también
Según NYT, sacar a Cuba de esa lista requeriría a Biden más que “el golpe de un bolígrafo presidencial”. El Departamento de Estado tendría que llevar a cabo una revisión formal, un proceso que podría tomar varios meses.
El Departamento de Estado eliminó a Cuba de su lista de patrocinadores del terrorismo en 2015, después de que el presidente Barack Obama anunciara la “normalización” de las relaciones entre Washington y La Habana, por primera vez desde la revolución que terminó en dictadura comunista.
A cambio de promesas de reforma política y social, Obama retiró sanciones económicas al castrismo, relajó las restricciones a los viajes y comercio, y reabrió una embajada en La Habana. En 2016, se convirtió en el primer presidente estadounidense en visitar la isla desde Calvin Coolidge. Sin embargo, poco cambió en materia de derechos civiles y políticos en Cuba, donde se sufre en los últimos meses una ola represiva.
El gobierno de Reagan añadió por primera vez a Cuba a la lista de terrorismo en 1982 por apoyar a los insurgentes izquierdistas en América Latina. Durante la era Obama, el Departamento de Estado lo citó como un “refugio seguro” para los separatistas vascos y los rebeldes colombianos.
En mayo del 2020, en un posible adelanto de la medida que ahora podría tomarse, el Departamento de Estado notificó al Congreso que Cuba se encontraba entre los cinco países que “no cooperaban plenamente” con los esfuerzos antiterroristas estadounidenses.
La notificación citó la negativa de Cuba a una solicitud de Colombia de extraditar a 10 líderes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que vivían en La Habana, después de que el grupo se atribuyera la responsabilidad de un bombardeo de una academia de policía en Bogotá que mató a 22 personas.
The New York Times informó que “el gobierno represivo de Cuba ha decepcionado en gran medida las esperanzas de que pueda liberalizarse después de la muerte de su líder revolucionario, Fidel Castro, en noviembre de 2016. La Habana continúa arrestando y deteniendo a disidentes y reprimiendo una reciente huelga de hambre de artistas y otros activistas de la capital, evidenciando a muchos republicanos que su gobierno no merece relaciones cordiales de Washington”.
En un artículo de opinión publicado este mes en The Miami Herald, el senador de Florida, Marco Rubio, instó a Biden a “estar de pie con los disidentes” y a no “lanzar un salvavidas al régimen dictatorial de Raúl Castro”.