Las agencias de inteligencia de EE.UU. revelaron este martes que Cuba, Venezuela y la milicia chií libanesa Hizbulá trataron de influir en las elecciones presidenciales de noviembre del 2020, aunque su efecto fue más limitado que el de Rusia e Irán, países a los que acusaron de haber intentado interferir más.
En un informe de 15 páginas, todos los servicios de inteligencia de Estados Unidos, incluida la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en inglés), indican que Hizbulá, Cuba y Venezuela “tomaron algunos pasos para influir en los comicios”, pero fueron “menores en escala” que los intentos de Rusia e Irán.
En el caso de Cuba, las agencias de inteligencia aseguran que La Habana intentó promover narrativas contra Trump y los republicanos, y a favor de los demócratas en la comunidad latinoamericana en EE.UU.
Y va más lejos al apuntar que “la inteligencia cubana probablemente llevó a cabo algunas actividades de bajo nivel para apoyar este esfuerzo”.
Mientras, la inteligencia de EE.UU. considera que el dictador venezolano, Nicolás Maduro, tenía la “intención, pero probablemente no la capacidad para influir en la opinión pública” contra Trump.
Además, concluyen que el presidente ruso, Vladímir Putin, interfirió a favor del expresidente Donald Trump, quien perdió frente al candidato demócrata y actual mandatario, Joe Biden. Por su parte, el líder supremo iraní, Alí Jameneí, al que el documento menciona por su nombre, intentó perjudicar a Trump.
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En concreto, las agencias de inteligencia afirman que Putin “autorizó” una “amplia gama” de operaciones para minar la confianza pública en el proceso electoral y exacerbar las divisiones en EE.UU. con el fin de dañar tanto a Biden como al Partido Demócrata.
En otro informe similar publicado hace cuatro años, las agencias de inteligencia de EE.UU. aseguraron que Putin influyó en las elecciones de noviembre de 2016, porque sentía una “clara” preferencia por Trump.
Esta vez, sin embargo, Putin no ordenó ciberataques y su “principal herramienta” fue el uso de grupos vinculados a Rusia para crear una serie de narrativas, incluidas alegaciones falsas o no corroboradas sobre Biden.
En el caso de Irán, el informe destaca que hubo una “campaña de influencia encubierta por múltiples frentes” por parte de la República Islámica para socavar el apoyo a Trump.
Señala, además, que Jameneí “autorizó” una campaña de las fuerzas armadas iraníes y sus servicios de inteligencia que incluía cibertataques.
Asimismo, el documento concluye que el Gobierno chino “no desplegó esfuerzos de interferencia”, porque creía que el riesgo de interferir y ser descubierto era mayor que cualquier beneficio.
“China buscó estabilidad en su relación con Estados Unidos y consideró que ninguno de los resultados de las elecciones iba a ser lo suficientemente ventajoso para China como para arriesgarse a sufrir un retroceso si lo atrapaban”, reza el texto.
(Con información de EFE)