La presa política Lizandra Góngora, quien ha sufrido múltiples vejaciones en la prisión de mujeres El Guatao, envió desde allí un mensaje de aliento a quienes apoyan a las presas cubanas.
“Estoy mandando un fuerte abrazo de resistencia y agradecimiento a todos los hermanos patriotas que nos apoyan y nos recuerdan siempre que no estamos bien pero no sentimos tranquilas al saber que todos ustedes están siempre con nosotros y no nos abandonan”, comienza la carta de la activista por los derechos humanos.
Góngora sostiene que su estado de cautiverio, por participar en las manifestaciones del 11 de julio, no le impide clamar por libertad.
“Yo estoy firme en mis ideales y convicciones a favor de la libertad y democracia de mi amado país, no voy a bajar la cabeza ahora que estamos en el principio del fin de esta dictadura cruel e ilegal”, dijo.
“Yo estoy en el peor lugar del mundo desde el 23 de julo de 2021 por eso no tengo miedo a gritar por mi pueblo: libertad, no más injusticia, abajo la dictadura de los dinosauros”, escribió en su misiva.
Alertó también a quienes apoyan la causa de la libertad cubana que para “exigir nuestra libertad no es necesario pagar nada, el amor a la libertad de nuestra tierra, de nuestro país viene en la sangre, en el corazón, en nuestras raíces, no se dejen engañar por lobos disfrazados de ovejas. Nuestro sacrifico fue espontaneo, provocado por las injusticias cometidas por la dictadura ilegal y corrupta que corrompe al pueblo cubano”.
En diciembre trascendió que Góngora era humillada dentro del penal por las autoridades carcelarias. Allí la desnudan bajo el pretexto de velar por la seguridad penitenciaria cada vez que recibe vistas del exterior.
“La encueran completa, le quitan el blúmer (ropa interior femenina), la hacen agacharse delante de las guardias cuando sale a recibir visitas o vuelve de regreso”, confesó la fuente.
Además, las guardianas de la cárcel tienen órdenes expresas de no conversar con ella y hacer como si no existiera. Agrega la fuente que la jefatura impide que reciba pertenencias enviadas por sus familiares y tampoco las repone cuando estos piden su devolución.
La activista, residente en Güira de Melena, fue herida en una pierna cuando se manifestaba frente a la tienda MLC el 11 de julio, durante las manifestaciones masivas contra el régimen cubano ese día. De allí huyó para evitar ser detenida. Estuvo escondida varios días, “sola” y “a la deriva”. Finalmente fue apresada y confinada en la prisión para mujeres del Guatao.