Incertidumbre de familiares y maestros ante el inicio del curso escolar en Cuba

El curso escolar está a la vuelta de la esquina y aún no están garantizados todos los mecanismos que lo pudieran hacer marchar bien. Crece la incertidumbre entra familiares y maestros. 
Algunos recursos necesarios para afrontar el inicio del curso espcolar en Cuba. /Foto: Yunia Figueredo. ADN CUBA
 

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El curso escolar está a la vuelta de la esquina y aún no están garantizados todos los mecanismos que lo pudieran hacer marchar bien. Crece la incertidumbre entra familiares y maestros

Julia Ortiz, directora de una escuela primaria, lo corrobora:

En otros cursos escolares han faltado cosas, es verdad, incluso algunas han llegado tarde y se han incorporado a media que el curso avanza, pero es que ahora son muchos renglones con afectación, insumos básicos, determinantes para el trabajo de los maestros”.

Miriam Romero, almacenera de la escuela Manolito Aguiar, en Jaimanitas, La Habana se muestra preocupada: “Ha llegado al almacén solamente la mitad de las libretas y la mitad de crayolas, a estas alturas de agosto en otros años ya la distribución de la mayoría de los productos estaba lista, pero este año todavía no he podido comenzar a hacer nada”.

Los uniformes constituyen otra historia compleja para el curso escolar que se avecina. Las madres de los alumnos son las más asustadas, porque a pesar de que el Estado cubano vende un solo uniforme escolar por alumno, aún no han llegado a las tiendas de venta los uniformes para los grados primero, segundo, quinto y sexto.

Clara Tamargo, ama de casa del reparto Flores, es quizás la más asustada de todas: “Porque tengo dos hembras, que me han crecido tremendamente de un curso a otro, y los uniformes le quedan chiquitos. Si no llegan a tiempo irán a clases en ropa de civil y que salga el sol por donde salga”.

La tardanza la llegada de algunos uniformes evidencia el rumor que corrió respecto a una severa crisis de materiales. Muchas madres y padres piensan que este año sus hijos acudirán sin uniforme a las aulas.

No hay de otra— dice Clara— porque ni siquiera en La Cuevita, donde uno  encuentra hasta cajas de muerto, hay uniformes. Antes valía 75 pesos y era fácil conseguirlos, pero eso ya es periódico viejo”.

 

 

La educación en Cuba es gratuita, pero para garantizarla, los padres realizan un esfuerzo supremo. Mochilas, merenderos, cartucheras, forros y nylon para cubrir las libretas, presilladoras, presillas, pegamento… y muchas otros complementos deben ser pagados por el bolsillo de los padres, en una economía familiar donde en la inmensa mayoría de los casos la supervivencia es la norma.

La mochila me costó 25 CUC cada una— sigue contando Clara—  Gracias que venían incluidos los merenderos, pero de todas formas fueron 50 guayacanes. Los tenis fueron 15 CUC cada par. Me faltan todavía las felpas para el pelo,  las medias y las licras para debajo de la saya. No sé cómo lo haré. El salario de mi esposo y el mío juntos no suman ni mil pesos (40 CUC), además súmale la merienda escolar y la comida diaria de la casa, que es el gran problema de los cubanos. La pregunta del millón es: ¿cómo se hace todo eso?”.

En el mantenimiento de las escuelas también se notan  retrasos. En un recorrido por escuelas del municipio Playa, se notó que en casi todas había céspedes sin podar, falta de pintura, y de conservación en general.

Y solo quedan 15 días”, dice Estela Guzmán, una maestra de Romerillo, preocupada por lo que falta. “Vamos a tener que trabajar a ritmo de contingente, o como decía en mi pueblo: ‘de corridilla’, para que el primer día de clases sea una alegría y no un apesadumbre”.

Recientemente en Cuba, un incremento salarial al sector presupuestado, el de la educación incluido, benefició a miles de trabajadores. El maestro, institución educativa que forja a los hombres del futuro, fue justamente (y aún no en su medida), favorecido con algunos pesos más, pero no depende solo de ellos que el curso escolar 2019 - 2020 resulte satisfactorio en Cuba.

Para que las cosas salgan bien tiene que estar todo listo en las escuelas”, comenta Daymara Veloz Benítez, directora de una primaria de Santa Fe, y con dos nietas en la escuela que dirige. “Mi hija está de misión, me ha enviado dinero para comprar todo lo que hace falta, pero el dinero completo se fue en eso, en comprar las cosas para el curso escolar.

Para la comida no quedó nada, solo mi salario, que no alcanza ni para empezar…”, concluyó.

 

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